Este mapa fue atesorado durante muchos años por un anticuario de Ginebra hasta que llegó a manos de Thomas E. Marston, conservador de la biblioteca de Yale. En 1964 esta institución sorprendió al mundo al anunciar que Colón no había explorado America antes que los vikingos, puesto que supuestamente el mapa databa de 1440 y ya mostraba una parte importante de la costa norteamericana y de Groenlandia.
En la década de 1970, los químicos demostraron que el documento contenía dióxido de titanio, un componente de las tintas que no se empezó a usar hasta la década de 1920. Los expertos de Yale que lo habían autentificado dieron marcha atrás y declararon que era falso. Algunos especialistas lo atribuyeron a un profesor de Derecho Canónico yugoslavo, Luka Jelic, mientras que otros culparon a un sacerdote austriaco: el padre Joseph Fischer.
Las dataciones por carbono 14 dicen que el pergamino es del siglo XV, pero que la tinta de la costa americana es de 1920. Algunos investigadores siguen sosteniendo que el conjunto es auténtico, pero no es el sentimiento de la mayoría de los cartógrafos.
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