miércoles, 20 de abril de 2016

Vuelven los torneos medievales.



Se dice que nuevamente, desde que lo dejaron a finales del siglo XVI, los torneos vuelven a hacer furor. A diferencia de lo que sucedía en la Edad Media, el ganador no se queda con el equipo del perdedor ni se arriesga a ser excomulgado por jugarse la vida por un ideal tan profano como el de la distracción. No hay sangre ni la habrá, pero las espadas tienen filo redondeados y los golpes duelen. Pierdes cuando tres partes de tu cuerpo, incluida el arma, están en el suelo.
Esta moda ha sido traída desde el Este de Europa, donde ya lleva dos décadas practicándose. En España hay más de una decena de equipos como Ursus Custodes, Valentia Victrix, Urna Regnum, Bohurt zona Sur o Bohurt Castilla. "La idea es ahora formar una liga a nivel nacional, con encuentros anuales", explica Enrique Laborde, organizador del I Torneo de Combate Medieval Castillo y Villa de Pedraza.
"Vamos cargados con armadura y protecciones de 30 kilos. Nos tomamos muy en serio la seguridad de los participantes", explica Fernando Torrent, capitán del equipo Ursus Custodes. "Pero en el casco resuenan los golpes y el olor a metal es muy profundo. Y te desubicas. No es mucho lo que puedes ver a través del visor del casco". Los combates son cortos e intensos. Hasta que el árbitro - aquí lo llaman marshall- indican que quedan 10 segundos.
Los criterios por los que la International Combat Federation estipula el permiso de liza son el grosor de las armaduras y que las protecciones y las armas tengan un equivalente histórico real. Los filos deben ser redondeados y no deben tener ralladuras ni mellas. Lidia Pérez, una combatiente de Bohurt Sur dice que cuesta entre 1500 a 2500 la armadura completa y están hechas a mano. Los combates pueden ser individuales o melés de 5 contra 5 o de 16 contra 16.

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