martes, 6 de septiembre de 2016

La extravagante vida de Nerón.

Pasó a la Historia como un emperador cruel y depravado y sin duda hizo méritos para ello. Sin embargo, algunos historiadores quieren rehabilitar la figura de Nerón. Al mismo tiempo, los restos de su espectacular palacio dorado - la Domus Aurea - localizado en Roma aportan una nueva luz sobre el personaje.

Peter Ustinov interpreta a Nerón en QUO VADIS.
Un día del año 37 después de Cristo, Agripina - una patricia romana- trajo al mundo un niño que vino de nalgas. Después, ya como soberano, escandalizó al mundo mostrándolas en actos públicos, y contrayendo matrimonio con dos esclavos, a los que castró previamente, para que realizasen más a su satisfacción el papel de hembras. Cuando tenía que gobernar, cantaba. Se le pedía que recaudase dinero, y él se dedicaba a despilfarrarlo en excentricidades, y apuñaló a la madre, que había envenenado al emperador Claudio y lo había alzado al poder, en el vientre. No tuvo hijos.
Hay quien dice que la apelación al apoyo del pueblo, por encima de los intereses de la clase senatorial y de los grandes propietarios, hizo que se tejiese en torno a él una espesa leyenda negra. Hubo "damnatio memoriae", es decir, se borró su nombre de los edificios públicos y no se permitió más imagen de Nerón que las oficiales, escritas por Dion Casio y Tácito.
Según el historiador italiano Massimo Fini, Nerón fue un estadista excepcional que promulgó una revolución estética y cultural.
Para este historiador, la historia de que mató de una patada en el bajo vientre a Popea, su esposa embarazada, es una mentira descarada. Probablemente moriría de lo que muchas mujeres romanas de todos los rangos:, de complicaciones durante la gestación. Nerón no incendió Roma porque estaba en una villa de recreo al sur, en la actual Anzio. Pero pudo encargarle al bueno de Tigelino que lo hiciese por él. El caso es que interrumpió las vacaciones y se dispuso a gestionar la catástrofe. Y utilizó el espacio que quedó libre para construir su Domus Aurea. Dicen que cuando los arquitectos le mostraron la desmesura de su nuevo palacio dijo: "Al fin puedo vivir como un hombre". Pero el caso es que abrió algunas estancias al pueblo para que admirasen las obras de arte.
Marcus Reuter, comisario de una exposición sobre Neron en Tréveris, ha encargado un examen psquiátrico forense del emperador Nerón. Su conclusión es que no padecía ningún transtorno megalomaniaco. Todo lo que hizo fue una respuesta al trauma de una madre conspiradora y posesiva que se entrometría en los entresijos del poder.
Pero algo le pasaba, sin duda. Por un lado, tenemos sus hábitos de despilfarrador del erario público. Cuando hubo muerto, sus sucesor Galba se encontró que faltaban 40 millones de sestercios y que los libertos de la administración no podían aclarar qué se había gastado esas sumas. También necesitaba la aprobación de los demás, por lo que llegó a contratar a 5.000 personas con la misión de vitorearle en sus apariciones públicas.
Nerón se refugió durante su adolescencia, en las relaciones homosexuales con esclavos atados y coaccionados, de la frialdad de su madre. También pintaba, interpretaba, cantaba y esculpía. Podría haberle ido mejor en cualquier rango, pero no como miembro de la familia imperial. Cuando su tutor Séneca y el Prefecto del Pretorio y encargado de la dirección del estado, Burro, alejaron de los círculos de poder a Apripina, el daño ya estaba hecho.
Nerón daba constantes problemas a Séneca. Se escapaba de palacio y recorría los bajos fondos con ropas de esclavo y una peluca. Más tarde, empezó a manejas cuádrigas, un trabajo para los libertos, y a beber excrementos de jabalí disueltos en agua, el dopaje de la época para los aurigas.
Mató a su madre con la ayuda de unos sicarios. Los último que Agripina dijo es: "Apuñaladme en el vientre que gestó a semejante monstruo". Para celebrarlo lo primero que hizo Nerón es subirse a un escenario y "consagrarse" como actor. En la antigua Roma se consideraba a los mimos y los actores fuera de la sociedad. Ni siquiera tenían derechos como ciudadanos.
Y empezó a gobernar, lo cual no iba normalmente en beneficio de las finanzas romanas. Desatendió las guerras en Armenia y no aplastó a tiempo la revuelta judía provocada por el procurador Gesio Floro en 66. Séneca dimitió. Burro, también.
En su lugar, dio el poder sobre los pretorianos a un tipo llamado Ofonio Tigelino, que no siquiera era un buen militar. Antes de ostentar el cargo destacaba como criador de caballos de carreras.
Eso, sí: Nerón protegía y daba mecenazgo a los actores, los aurigas, los escritores de novelas...Tras el incendio de Roma, hizo una gira de 15 meses por Grecia, acompañado por un séquito de 5.000 personas. A su vuelta celebró un triunfo militar, aunque solo había ganado un puñado de premios en recitales, y ninguna campaña militar. El pueblo lo adoraba. De hecho, no eran conscientes de los gastos que los caprichos de Nerón traían aparejados. Tras su muerte, un montón de impostores aseguraron ser él. Desde luego, la plebe no le veía como un tirano.
Los senadores se hartaron de las purgas de Nerón así que organizaron una conjura, la de Pisón, que fracasó. Séneca, Lucano y Petronio, escritores patricios, antes protegidos por el emperador, habían participado en la conspiración, y ahora iban a recibir orden de suicidarse.
Pero los fondos se acababan y Roma entró en un periodo de inestabilidad. Hubo cuatro emperadores - Galba, Vitelio, Otón y Vespasiano, que instauró la dinastía Flavia- en el año 69. Nerón fue depuesto, aislado en una villa en las afueras de Roma y obligado a suicidarse. Dice la leyenda que exclamó, antes de clavarse una daga en el cuello: "!Qué gran artista muere conmigo!".


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