Esta periodista, casada con un egipcio, ha salido del armario para proclamar que es "una mujer musulmana, europea y española". Reconocerse como creyente en Alá no es fácil para ninguno de los conversos españoles, criados en un catolicismo que por lo menos da un barniz cultural a las cuestiones cotidianas. Elegir usar un velo, algo que unos líderes de la comunidad quieren prohíbir y otros imponer, además de otros prejuicios alimentados por los medios de comunicación, que solo hablan de los yihadistas, convierten vivir la fé musulmana en toda una aventura. Amanda Figueras es miembro del foro Abraham de dialogo interreligioso y de Red Musulmanas, desde donde lucha por los derechos de todas las mujeres.
(Esta entrevista ha sido adaptada).
¿Cómo decides convertirte al Islam)
No soy capaz de identiificar un momento exacto, porque todo esto es fruto de un momento de reflexión muy detenida. De hecho, no me gusta que me consideren una "conversa" porque no llegué al Corán rebotada desde otra religión.
¿Qué te convenció del Islám?
El Islám me proporciona guía, paz, sosiego al dejarlo todo en manos de Alá. En esta religión tratamos de dar más importancia a las relaciones familiares y sociales. Tiene mucho de lucha por el bienestar social y la distribución de la riqueza.
Antes de morir en 632, Mahoma aseguraba a la mujer el derecho a la propiedad, a la herencia, a la independencia financiera, a la libre elección, al divorcio y al aborto hasta los cuarenta días de gestación.
¿Cómo reaccionaron tus familiares y amigos al saber que eran musulmana?
No les senté en el sofá en plan: "Tenemos que hablar", pero sí hubo conversaciones. Mis padres estaban enfadados y asustados, y es lo normal, porque lo que muestra la televisión del Islám es fanáticos vociferantes momentos antes de degollar a alguien.
No se cuentan historias positivas sobre los musulmanes. Introdujimos nuevos métodos de regadio, escribimos obras como EL COLLAR DE LA PALOMA, de Ibn Hazm, trajimos la filosofía de Aristóteles, la medicina de Ibn Sina ( los cristianos lo llamais Avicena) y el número cero a España. Y todo lo que recuerda la gente es que un incontrolado ha ordenado estrellar unos aviones comerciales contra dos rascacielos o que en las pelis los traficantes de las narcolanchas siempre son personas conflictivas, marginales...y musulmanas.
En el terreno personal y profesional, ¿qué problemas has encontrado?
En el terreno personal, mi nueva opción de fé me ha alejado de ciertas personas que apreciaba pero ha puesto otras en mi vida.
En lo profesional todo eso es otro cantar. Tengo diez años de experiencia, idiomas, diversas cualidades, pero llevo velo. Y al final, este trozo de tela, que no me define para nada, me cierra las puertas. En la actualidad soy una trabajadora autónoma y hago diversas tareas,pero no veréis ninguna mujer con velo en los medios públicos como las cadenas de televisión.
¿Por qué decidiste ponerte el velo?
Para muchas musulmanas esa es un pregunta muy íntima. Unas se lo ponen como una forma de adoración a Alá, del mismo modo que rezamos cinco veces al día o ayunamos en Ramadán. Otras creen que es solo una recomendación para rebajar la presión sobre el cuerpo femenino por parte de los hombres. Otras lo hacen por un sentido de pertenencia a un grupo o porque usan su cuerpo como territorio de reivindicación política.
En todo caso creo que hay cuestiones más interesantes a las que prestar atención.
¿El Islám discrimina a las mujeres?
El Islám, no, pero sí ciertos hombres musulmanes. Es cierto que la lucha por el empoderamiento de las mujeres está lejos de terminar y que estamos en peor posición que los hombres. Somos víctimas de los maltratadores de género y aún cobramos menos que ellos por el mismo trabajo. Y eso sucede simplemente porque somos mujeres, independientemente de si somos musulmanas o cristianas.
Antes de morir en 632, Mahoma aseguraba a la mujer el derecho a la propiedad, a la herencia, a la independencia financiera, a la libre elección, al divorcio y al aborto hasta los cuarenta días de gestación.
¿Cómo reaccionaron tus familiares y amigos al saber que eran musulmana?
No les senté en el sofá en plan: "Tenemos que hablar", pero sí hubo conversaciones. Mis padres estaban enfadados y asustados, y es lo normal, porque lo que muestra la televisión del Islám es fanáticos vociferantes momentos antes de degollar a alguien.
No se cuentan historias positivas sobre los musulmanes. Introdujimos nuevos métodos de regadio, escribimos obras como EL COLLAR DE LA PALOMA, de Ibn Hazm, trajimos la filosofía de Aristóteles, la medicina de Ibn Sina ( los cristianos lo llamais Avicena) y el número cero a España. Y todo lo que recuerda la gente es que un incontrolado ha ordenado estrellar unos aviones comerciales contra dos rascacielos o que en las pelis los traficantes de las narcolanchas siempre son personas conflictivas, marginales...y musulmanas.
En el terreno personal y profesional, ¿qué problemas has encontrado?
En el terreno personal, mi nueva opción de fé me ha alejado de ciertas personas que apreciaba pero ha puesto otras en mi vida.
En lo profesional todo eso es otro cantar. Tengo diez años de experiencia, idiomas, diversas cualidades, pero llevo velo. Y al final, este trozo de tela, que no me define para nada, me cierra las puertas. En la actualidad soy una trabajadora autónoma y hago diversas tareas,pero no veréis ninguna mujer con velo en los medios públicos como las cadenas de televisión.
¿Por qué decidiste ponerte el velo?
Para muchas musulmanas esa es un pregunta muy íntima. Unas se lo ponen como una forma de adoración a Alá, del mismo modo que rezamos cinco veces al día o ayunamos en Ramadán. Otras creen que es solo una recomendación para rebajar la presión sobre el cuerpo femenino por parte de los hombres. Otras lo hacen por un sentido de pertenencia a un grupo o porque usan su cuerpo como territorio de reivindicación política.
En todo caso creo que hay cuestiones más interesantes a las que prestar atención.
¿El Islám discrimina a las mujeres?
El Islám, no, pero sí ciertos hombres musulmanes. Es cierto que la lucha por el empoderamiento de las mujeres está lejos de terminar y que estamos en peor posición que los hombres. Somos víctimas de los maltratadores de género y aún cobramos menos que ellos por el mismo trabajo. Y eso sucede simplemente porque somos mujeres, independientemente de si somos musulmanas o cristianas.
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