jueves, 17 de enero de 2019

El nombre de la rosa, de Jean Jacques Annaud.

1327. El monje franciscano Guillermo de Baskerville y su discípulo Adso de Melk llegan en lo peor del invierno a una abadía cuyo nombre no se declara en ningún mometo de la cinta. Guillermo va a participar en una reunión para dilucidar si la Iglesia debe tener riquezas o no, en el enfrentamiento entre los partidarios del emperador del Sacro Imperio Germánico, entre ellos Michele de Cesena, que defienden una corriente dentro de los francoscanos, los espirituales, y los papas de Avignon, representados por el emperador Bernardo Gui, o Guidoni.

Pero son otros los asuntos que solicita el abad Abbone se ocupe Guillermo de Baskerville. Ha muerto un iluminador de códices de una forma extraña por lo que dado el pasado de inquisidor de Guillermo, y como seguidor de la ideas de Ockham sobre la razón y el empirismo, se le pide que lo investigue. Las investigaciones le llevan hasta la pista de un misterioso y raro ejemplar de Aristóteles y a un monje anciano y fanatizado, Jorge de Burgos, que teme la risa porque puede hacer que los hombres pierdan el miedo a Dios.


Notas:

El Inquisidor Bernardo Gui no murió asesinado por las masas de campesinos furiosas sino de muerte natural en 1334. En la novela de Humberto Eco consigue sus propósitos.
La película lo muestra como un clérigo fanatizado, que solo es feliz cuando ve arder en la hoguera a alguien, en contraposición de Baskerville, un inquisidor más moderado. Lo cierto es que en más de 200 juicios por herejía contra los valdenses, las beguinas y los fraticelli, solo ejecutó a 46 personas y absolvió de penas a un tercio de los acusados. No era, por lo que vemos, el monstruo ansioso de sangre de la cinta.
Lo que sí son ajustado a lo habitual en el siglo XIV son los métodos de la Inquisición.

Ubertino de Casale, amigo de Guillermo de Baskerville en la cinta, también existió. Era considerado un santo por los fraticelli y un líder de la corriente espiritual dentro de los franciscanos. Fue excomulgado y protegido por el emperador del Sacro Imperio Germánico, Luís IV de Babiera. No se sabe cómo falleció.

Se ha querido ver en los dulcinistas, una secta de principios del siglo XIV, a los precursores del socialismo. Eran un movimiento que abogaba por un mayor reparto de la riqueza en la sociedad feudal y la destrucción de los ricos allí donde estuvieran. Dulcino fue quemado tras la batalla de Rebello (1307) tras presenciar la ejecución de su lugarteniente y su amante Marguerita.
El triste espectáculo que fue la ostentación del Papado de Avignon, y el hecho de que existieran antipapas, provocó que surgieran movimientos de protesta desorganizados y repelidos por la Curia. Destacan los husitas de Bohemia, dirigidos por Jan Huss, y las predicas de Whicleff.

PARA VER:
https://www.youtube.com/watch?v=yqBAjmZx_v4 

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