miércoles, 6 de marzo de 2019

El Papa Pío V prohíbe las corridas de toros. (1567)

Para esto sumo pontífice, que dirigió la Iglesia entre 1567 y 1572, se trataba de espectáculos cruentos y vergonzosos, propios del diablo, en los que ningún cristiano debía participar.


El papa Pío V pasó a la Historia por muchos motivos. Fue el primero en utilizar la sotana blanca; fue un notable inquisidor; puso en marcha la Contrarreforma publicando las conclusiones del Concilio de Trento. Además, alentó le creación de la Santa Liga, la coalición militar que, liderada por Juan de Austria - hermanastro de Felipe II- derrotó a la flota otomana en una batalla naval de galeras en Lepanto (1571); ordenó cubrir los genitales de las figuras pintadas por Miguel ángel en la Capilla Sixtina; excomulgó a Isabel I de Inglaterra; y expulsó a 45.000 prostitutas de Roma, a pesar de las voces crítivas que aformaban que su presencia era necsaria para que el clero no cometiese sodomía, el pecado nefando.

Pero en nuestro país es famoso en  los últimos tiempos por una bula de noviembre de 1567 en la que prohíbe los espectáculos taurinos bajo pena de excomunión.

La medida afectaba en todo el orbe cristiano, y fue muy efectiva en Italia, donde la plebe despeñaba toros y otros animales desde el Monte Testaccio en Roma. En Portugal tardó tres años en publicarse. Las autoridades lusas se limitaron a despuntar los cuernos de los astados para reducir el riesgo de los toreros. Felipe II no siquiera dio a conocer la bula para impedir motines.

 Llevaba el nombre de Super prohibitione agotationis Taurorum et Ferarum. Pio V prohibía presidir estas celebraciones a los reyes cristianos, y añadía, que a cualquiera que muriera en un encierro se le negaría el entierro cristiano. La bula cargaba las tintas contra los clérigos, que solían autorizar encierros durante las festividades religiosas.

Los ministros de Felipe II le recomendaron dar largas al Papa Pío V, ya que no conocía de primera mano lo que sucedía en un encierro en España, y si las atrocidades de la plebe italiana. El Rey Prudente sabía que el Papa no podía arriesgarse  a un boicot diplomatico a su alianza contra los turcos así que le dio largas y envió cartas endulzadas con miel. En 1585 muere Pío V y es sustituído por Gregorio XIII, y este en 1596, por Clemente VIII. Ambos suavizaron las prohibiciones en los reinos de España, limitándose a prohíbir los festejos taurinos en días fastivos y exigiendo a las autoridades que tomasen medidas para evitar muertes de personas durante los mismos. La bula de 1567 no ha sido revocada a día de hoy.

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