Era un hombre alto y fornido, aunque acomplejado por su calvicie y por unas úlceras faciales que le afeaban el rostro.
Suetonio cuenta- aunque no se sabe si es cierto- que había adiestrado a unos niños púberes a los que llamaba pececillos. Estos estaban entrenados para dar placer a Tiberio reteniendo entre sus piernas el falo imperial para ordeñarlo y para hacerle felaciones. Se cuenta que un día le comentó estas aficiones a un senador que lo visitó en su villa de Capri en compañía de su hijo adolescente. Incluso vieron a los chicos bañándose desnudos en una piscina. El senador no tuvo mejor idea que alabarle el buen gusto a Tiberio con una sonrisa falsa. Tiberio debió captar el matiz porque dispuso que el hijo de este senador se uniera de inmediato a los juegos de los pececillos.
En otra ocasión un pescador escaló los muros de la villa para regalarle un soberbio barbo al emperador. Tiberio se debió asustar porque ordenó a sus esclavos que restregasen el rostro del intruso con su pez. El pescador quiso congraciarse que era una suerte que se tratara de un barbo y no de la langosta que había pescado hace unas horas. Tiberio ordenó a sus esclavos que fueran a buscar ese crustaceo y le destrozó la cara con él.
DOMICIANO.
Cuenta Suetonio que el astrólogo Ascletarión predijo que Domiciano moriría a la quinta hora - entre las 10 y las 11 de la mañana actuales-. El emperador lo llamó a palacio y preguntó a Ascletarión de qué forma moriría él mismo. "Pronto seré devorado por los perros", comentó el astrólogo.
Domiciano ordenó a un pretoriano degollar al adivino para que la plebe supiera que ni Ascletarión ni ningún otro tenían poder sobre el destino del emperador. Cuando iban a incinerar el cadáver un aguacero apagó la pira. Unos perros empezaron a morder los restos del cadáver.
A consecuencia de este incidente empezó a no separarse de su guardia hasta que pasaba la quinta hora, y tenía un esclavo cuya única función era indicarle la hora exacta. Unos conspiradores sobornaron al esclavo para que comunicase al emperador que ya era la hora sexta antes de tiempo para que el augusto ordenase retirarse a los pretorianos, momento en que los conjurados aprovecharían para despachar al tirano de una puñalada mortal.
Un adolescente que sustituyó el panteón tradicional divino romano por el dios solar oriental El-Gabal - de ahí su apodo-.
Aunque se casó con cinco mujeres, todo el mundo sabía que tenía inclinaciones homosexuales. Dion Casio nos indica que se pintaba los ojos , se vestía de mujer y se depilaba antes de prostituirse en prostíbulos e incluso en una habitación especial del palacio imperial. Se colocaba en el umbral y se anunciaba con voz suave y con poses provocativas. Su conducta enfureció a la guardia pretoriana que lo decapitó, arrastró su cuerpo desnudo por las calles de Roma y lo lanzó al río Tíber. Este emperador tan depravado e infame tenía tan solo 18 años.
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