Los desconocidos, vestidos con ropas civiles, abrieron un butrón en una pared, dispararon contra todo lo que se movía hasta que acorralaron en un túnel al líder del Estado Islámico, Al Baghdadi. Este les suplicó que no lo matasen, pero al final detonó un cinturón explosivo. Al terrorista más buscado del mundo le acababan de caer encima una compañía de 50 y 70 soldados de la Fuerza Delta y los Rangers, dos cuerpos de operaciones espeiales de los Estados Unidos.
Pese a que se habla mucho de ellos en su país - incluso el actor de películas de acción Chuck Norris ha hecho dos películas sobre ellos- es poco lo que en realidad se sabe sobre su forma de adiestramiento para el combate o su composición. EE. UU. nunca ha reconocido tener un cuerpo semejante. Sus antiguos integrantes lo llaman simlemente "la unidad", aunque ha recibido nombres por parte de sus oficiales como Grupo de Aplicaciones de Combate o Elemento Compartido del Ejército.
Fundada en 1977 por el coronel Charles Beckwith, un oficial que había servido en los años 60 como oficial de intercambio en el SAS británico. De su experiencia exterminando guerrilleros comunistas en las selvas de Malasia y soldados norvietnamitas como Boina Verde, Beckwhit pergueñó la idea de crear una fuerza de acción directa más allá de la élite y con la fuerza física y mental de actuar de forma independiente detrás de las líneas enemigas. Serían los encargados de luchar contra el terrorismo, de liberar rehenes, eliminar personas, recopilar información en zona de guerra, proteger a altos mandos y ese ambiguo terreno de la Guerra no convencional.
Para empezar se exige una puntería excepcional antes de pasar a las siguientes pruebas. 100 por 100 de dianas a 730 metros y 90 por ciento a una distancia de 915 metros.. Se les hace disparar contra maniquíes en escenarios realistas que van desde edificios en ruinas y fábricas, hasta aviones y buques de guerra. Una de las habilidades que se les enseña a los francotiradores es a disparar entre latido y latido para mejorar la precisión y asegurar el blanco.
Las pruebas físicas son peores. Se les machaca a flexiones, abdominales, carreras y caminatas, pruebas de natación y buceo en apnea, además de caminatas con mochilas cargadas, mientras los instructores los tratan lo peor que pueden sin llegar a romperlos moralmente. Tienen que ser capaces de leer un mapa en condiciones de agotamiento tras estas más de 50 horas rondiendo al máximo y convertir objetos de uso cotidiano en armas, además de construir artefactos incendiarios y bombas de relojería con objetos de uso común. También se les enseña a conducir vehículos en condiciones expremas y a usar todo tipo de ganzúas.
Los psicólogos militares les hacen test de preguntas para que caigan en contradicciones, como que pasaría si en una misión se encontrara con dos niñas en un edificio que deben demoler. La respuesta correcta no ha trascendido.
Durante el adiestramiento se les hace caminar durante horas con un mapa incompleto por una zona escabrosa con mochilas cada día más pesadas. Al principio es llevadero. 29 kilómetros con mochilas de 16 kilos de equipo, pero luego los instrucotres lo van complicando. La última prueba física consiste en recorrer 64 kilómetros por un terreno escabroso y 20 kilos de equipo al hombro. No les dan referencias concretas acerca de adónde ir. Los aspirantes a Delta Force se pasan la noche caminando hasta que aparezca alguien y les dé nuevas indicaciones y les diga que la prueba ha terminado con éxito. O que todo el sufrimiento ha sido en vano
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