Mentiras, saqueos. sobornos... Todo valía con tal de descubrir un nuevo fósil. La brutal rivalidad de dos paleontólogos, Cope y Marsh ilustra uno delos pasajes más escabrosos de la Historia de la Ciencia, pero tambiñen algunos de los más grandes hallazgos, como el Diplodocus. Un nuevo libro lo recuerda.
Todo comienza con una cabeza fuera de lugar y un auténtico cabeza de chorlito. Edward Cope cometió la torpeza de colocarla tras el rabo de un elasmosario, un reptil marino famoso por tener un cuellos fino y largo, algo muy fácil de confundir con una cola.
El Elasmosaurio es un lagarto marino que vivió en las aguas de Norteamérica hace 80,5 millones de años. Othniel Marsh aprovechó la oportunidad de explotar el fallo de su rival, al que consideraba un bocazas pretencioso. Mientras Cope se esforzaba por corregir todos sus trabajos sobre el Elasmosaurio, Marsh se dedicaba a refocilarse en la prensa.
Cope y Marsh eran dos paleontólogos ambiciosos y pendencieros. Querían ser los primeros en desenterrar el tesoro de fósiles que aguardaban a ser descubiertos en las llanuras del Oeste americano. Habían sido amigos, pero la rivalidad y las consecuencias del desplante del Elasmosaurio los convertieron en rivales hasta unos extremos en los que ya resultaban una parodia de sí mismos.
La Guerra de los Huesos es un episodio tan llamativo de la Paleontología que la HBO planea convertirlo en una serie televisiva. El paleontólogo y divulgador Brusatte acaba de publicar AUGE DE LOS DINOSAURIOS. LA NUEVA HISTORIA DE UN MUNDO PERDIDO, una carrera por descubrir más fósiles que el rival, con todo tipo de trucos sucios entre paleontólogos, que duró dos décadas, desde el incidente del Elasmosaurio en 1873 hasta la muerte de Cope.
Los rivales eran Edward Drinke Cope, paleontólogo de la Academia de Ciencias Naturales de Filadelfia, y Othniel Charles Marsh, del Museo Peabody de Historia Natural la Universidad de Yale.
Se habían conocido en Berlín en 1863, habían mantenido correspondencia profesional y incluso habían bautizado fósiles con el nombre del futuro naturalista rival. Pero pronto sus posiciones académicas los fueron distanciando. Cope era cofndador del neolamarckismo ientras que Darwin era un seguidor de Darwin.
Cope era hijo de una familia de comerciantes acomodada mientras que Marsh era hijo de un humilde granjero de Lockport, en el estado de Nueva York. Se habían conocido en un momento crucial del desarrollo de la Historia Natural. En 1859 Darwin había publicado EL ORIGEN DE LAS ESPECIES. El Museo de Historia Natural de Nueva York y la revista Nature vieron la luz en 1869.
Cope y Marsh acudieron el lugar donde el capataz William Parker Foulker había encontrado los primeros fósiles de Hadrosaurio encontrados en Estados Unidos. Empezaron a discutir delante de los traajadores.
La Guerra de los Huesos consistía en contratar delincuentes de poca monta locales para robar los fósiles del campamento rival, sobornar a los capataces para que no entregasen a su patrón los fósiles más rutilantes de la temporada sino al rival, hacer tratados paralelos a los del Gobierno con los guerreros de Nube Roja a cambio de que guiasen a los excavadores hasta los fósiles, introducir topos en la cuadrilla del rival para que saboteasen el trabajo e hiciesen desaparecer fósiles que acababan descritos por el otro paleontólogo. Patético, pero sin esta rivalidad y estos trucos sucios jamás conoceríamos dinosaurios como el Estegosaurio o el Diplodocus.
Los nativos americanos preferían la cercanía de las cuadrillas de Cope y Marsh que la de los buscadores de oro o los empleados del ferrocarril porque no esquilmaban sus recursos y defendían sus intereses en Washington o ante la prensa. Y pagaban bien la información sobre el paradero de nuevos fósiles.
La Guerra de los Huesos la ganó Marsh a costa de dilapidar su fortume personal. Describió 80 nuevas especies frente a las 56 de Cope. Aunque este publicó 14.000 artículos en revistas especializadas sobre sus hallazgos, por lo que ganó en este aspecto.
Cope murió dos años antes de Mash y pidió que se pesase los dos cerebros de ambos rivales para dilucidar quien era más inteligente. Marsh recupero la cordura y dijo que no se prestaba a semejante babutiada. Genio y figura.
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