viernes, 13 de marzo de 2020

Los csángós.

Bibi Koszan me recibe en su casa en el pueblo de Arini, en la región occidental rumana de Moldavia. Es una bruja de 23 años además de una devota católica. Entramos en una habitación presidido por un cuadro de la última Cena. Empieza a salmodiar, mientras se balancea hacia delante y hacia atrás. Cuando entra en trance extiende sobre la mesa 41 granos de maíz y los ordena en hileras.

"Aquí está el extraño- salmodia Bibi, agitando la mano sobre cada hilera-. "Este es tu corazón y esa es tu casa".

Cuando todo termina Bibi me explica que una bruja csángó roba sus poderes de una bruja de más edad mientras finge ser una clienta, porque es la única manera admitida por la tradición para hacerlo.

Arini está a 500 kilómetros de la Unión Europea, un mundo de compras por Internet y periodicos digitales, pero los hechizos de magia blanca de Bibi, así como la artesanía y los mitos de los csángós nos hacer viajar al pasado, donde los Balcanes eran el cuartel general de Atila, y sus llanuras eran tierras fértiles para los campesinos y pastos para los jinetes nómadas recién llegados de Asia Central.

Una de estas leyendas cuenta que Atila tuvo tres hijos que se adentraron en Hungría y Rumanía persiguiendo a un ciervo. Huno irrumpió en la región durante el siglo V y conquistó buena parte del territorio europeo hasta su muerte, ocurrida en 453. Megýar llegó a Moldavia en 896. Su hijo Esteban Árpad fundó hacia el año 1000 Hungría y desterró a las oscuras estepas del este a los paganos. Csaba, el tercer y último hermano, fue enviado al este en busca de refuerzos cuando sus dos hermanos se encontraron con dificultades. Es el antepasado de los csángós.

Todos los csángós son católicos, menos el llamado grupo de los Siete Aldeanos, que vive cerca de Brasov, que son protestantes. Una segunda comunidad está situada en el valle de Ghimes. Estos dos grupos sumen 25.000 personas. Los otros 250.000 restantes csángós están repartidos por la Moldavia rural.

Una anciana de la aldea de Rósza Istók me muestra unas puezas de artesanía textil. Son las mismas piezas que los etnógrafos pueden ver en Mongolia, China Occidental y Turkmenistán. chalecos de seda ornamentados, fundas de almohada tejidas a mano y piezas de lana multicolores. Todo parece estar listo para ser empacado en las alforjas de un caballo de tiro y ser llevado a otro campamento.

Uno de los motivos más comunes de las telas de Cleja, esta anciana, representan el esquema del dibujo de un ciervo: un palo con cuernos.

Según el Diccionario Etimológico Húngaro, csángó deriva del verbo Csángat: tocar campanas a rebato. También suelen referirse a las mujeres como "la gente blanca", por la palidez de sus pieles suaves. La sociedad csángó era un matriarcado que realizaba duras tareas de campesino y defendían sus casas con palos y cuchillos mientras los hombres se ausentaban para mantener alejados de su territorio a otros colonos, como los sajones.

Las casas son cabañas de troncos con dos puertas. La primera se abre a una sala común, con un hogar de piedra para guisar,una mesa, camastros y un arcón para la ropa. La segunda da a una zona separada, donde dormían las muchachas adolescentes, y donde en los viejos tiempos se les permitía recibir a sus enamorados.

El principal instrumento musical es la tilinká,una flauta de un metro de longitud sin agujeros para los dedos. La acompaña enlas celebraciones el koboz, un laúd rudimentario. Las malodías, siempre bailables no giran en torno a la octava occidental sino a la escala pentatónica asiática, con cinco notas diferenciadas, originada en China.

Zoltán Kallós, un experto en música folklorica, ha catalogado 10.000 canciones tradicionales húngaras, un buen número de ellas del territorio csángó. Asegura que muchas son similares a las de los nómadas de las estepas de Mongolia y de los uigures, una etnia musulmada asentada en China.

Todas las canciones csángós celebran la libertad y el desarrigo de hombres que recorren el mundo sin saber bien qué buscan.

"No tengo patria ni hogar. Un rosal erizado de espinas es mi única morada. E incluso allí, mi estancia no ha de ser larga", dice la letra de una de estas baladas.

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