Estoy sacándole jugo a episodios del Ministerio del Tiempo de los que no hablé en su momento, por contener dos tramas en el mismo capítulo. Uno de los últimos de la tercera temporada nos lleva a la Gran Colombia, regida por Simón Bolívar en 1828.
Pacino y Alonso de Entrerríos deben proteger a Bolivar de los Hijos de Padilla, una organización de extrema izquierda que quiere manipular la Historia a su antojo. Se prepara un atentado y un tal Arteche tiene que matar al Libertador de Venezuela, Colombia, Perú, Panamá y Bolivia.
La nota histórica:
Los Hijos de Padilla suplantan en esta trama a los conspiradores dirigidos por Pedro Carujo y el general Santander. El plan era introducir a tres docenas de hombres en el Palacio Presidencial, frente a la calle Colón de Bogotá, y matar a Bolívar a medianoche. El Libertador quiso hacer frente con su sable a los conspiradores pero fue su pareja del momento, Manuela Saenz, la que le convenció de que huyera por una ventana. Sería el esclavo liberto José Palacios el que le llevaría a un escondite seguro. El edecán William Ferguson fue muerto durante el asalto, así como el joven Andrés Ibarra fue herido. La propia Manuela Saenz fue apartada con una contusión en la cabeza.
Los conspiradores fueron reducidos por el Batallón de Vargas, dirigido por el coronel Whittle. Los cabecillas, entre ellos el general Santander, principal opositor de Bolívar, fueron identificados y detenidos en las horas siguientes por el general Urdaneta.
Santander fue degradado, condenado a ser fusilado en una silla de espaldas y luego perdonado y expulsado de la Gran Colombia. Volvería años después, se haría con el poder y apartaría de todos sus cargos a Manuela Saénz. La Generala moriría a los 54 años. Todos los conspiradores del Complot Septembrino serían perdonados. Bolívar moriría dos años más tarde, en 1830, sin ver su sueño de una federación de estados americanos fuerte y en armonía hecho realidad.
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