jueves, 9 de julio de 2020

Exorcista: una profesión en peligro de extinción.

La cara más visible de la  lucha contra Satanás en España es el padre Fortea. Recibe a los periodistas de El País en su despacho y les dice: "Es el fin. Somos los últimos exorcistas. Cada vez las denuncias de quienes no siguieron nuestras recomendaciones hasta el fin, y los psiquiatras les dijeron que tenían transtornos mentales serán más. Y los obispos no nombrarán nuevos exorcistas".

Este reportaje se publicó a raíz de la denuncia al sacerdote Jesús Hernandez Sahagún en 2017, acusado de maltratar fisica y psicológicamente a una menor a la que sometió a 10 exorcismos.

Sergio Olivares, un psiquiatra, dice: "No hay pruebas que indiquen que fuerzas sobrenaturales estén detrás de comportamientos perfectamente asimilables al transtorno límite de la personalidad o la esquizofrenia, entre otros transtornos psicológicos y neurológicos".

Expertos en las sectas afirman: "No es el final de la práctica porque padres creyentes y desesperados seguirán recurriendo a la ayuda de los exorcistas. Lo harán de forma semiclandestina y no tendrán a nadie a quién recurrir si algo malo pasa durante las sesiones".

Fortea no ha escuchado al demonio ni lo ha visto en persona. Pero sabe que está ahí porque es un dogma de la Iglesia Católica. Porque lo dice la Biblia. Y el no sería un buen sacerdote si no aceptase tal dogma. "No hay competencia con los psiquiatras. De hechos  muchos exorcistas estudían psiquiatría y psicología antes de atreverse con la demonología. Enviamos la mayoría de los casos a estos profesionales. Son los psiquiatras los que parecen tener un problema con nosotros".

"Tampoco es cierto que maltratemos a los poseídos. Según el manual de exosrcismos de 1640 rezamos y pedimos al demonio que se marche. Según los manuales de 2000, que son ineficaces, solamente podríamos interceder para que Dios intervenga a favor del poseído. Solo hay oraciones y agua bendita, algo que odian los demonios. La coerciones físicas son más propias de la Iglesia protestante", explica Fortea.

Richard Gallagher es un psiquiatra que dice haberse adentrado en el mundo de los exorcismos y haber intervenido en más de un centenar. "Los demonios son ángeles caídos que odian a los hombres y a Dios. Odian la chispa divina que anida en el corazón de los hombres".

Los periodistas del Confidencial le preguntan cómo un psiquiatra racional como él se ha metido en semejante  mundo:"Yo era muy creyente pero también quería ayudar a las personas, por lo que estudia Psiquiatría en Princeton.Los sacerdotes me enviaban casos dudosos y entonces me interesé por estas cosas".

"Los poseídos pueden adivinar cosas intimas de las personas presentes en las sesiones, tienen una fuerza sobrehumana impropia de su edad o de su condición, y hablan en lenguas muertas o que no pudieron haber aprendido, como el arameo".

"Creer en Dios ferreamente no te salva de una posesión porque tuve un caso de una persona muy devota, que ayudaba como voluntaria en organizaciones benéficas. Satanás estaba celoso de su santidad y ordenó su posesión. La mujer tenía una posición en el barrio, esposo, hijos, y la posesión acabó con todo aquello".

"Otro caso al que me enfrenté es de una mujer que se había metido de lleno en una posesión por haber participado en ritos satánicos. La mujer había hecho cosas terribles en las que no quieron entrar pero quería romper con aquello. El demonio le cerró el sentido del oído para intimidarla, así que durante el exorcismo nos comunicábamos mediante una libreta.

"Otra mujer que había participado en actividades ocultistas durante su juventud me insultaba en trance y luego volvía a ser ella. Hablabas por teléfono en una conversación normal, y saltaba el demonio que la había poseído, diciéndome: Déjala en paz, cura putero. Es nuestra".

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