domingo, 29 de noviembre de 2020

Carmen Posadas escribe una novela sobre la Perla Peregrina.

 


Poseyeron esta joya desde Felipe II a Elizabeth Taylor. La han lucido reyes, aventureros, incluso asesinos. Ha sido robada, tomada como botín de guerra, has pagado por ella fortunas y ahora laposee un propietario desconocido. La escritora española Carmen Posadas reconstruye las periperias de esta joya LA LEYENDA DE LA PERLA PEREGRINA (Espasa).

La idea de la novela epieza hace dos años cuando cayó en manos de Carmen Posadas una novela histórica escrita por Manuel Mujica Laínez cuyo protagonista es un ficticio escarabajo de lapislázuli, propiedad de Nefertitti. Cuando muere la faraona egipcia pasa a formar parte de su ajuar funerario.

Muchos años más tarde, siempre según la novela, la joya es robada por unos saqueadores de tumbas. Comienza así un largo pere4grinaje, de época en época, de un propietario a otro, tanto históricos como ficticios. Estaba en el dedo de un tribuno romano el día en que Julio César fue asesinado durante una conjura; convertido en objeto de deseo del hada Morgana; lucido en el cinturón de Roldán en la batalla de Roncesvalles; o formando parte de las escasas joyas del malvado gentilhombre de cámara enano Diego de Acedo y Velázquez en la corte de Carlos IV... y así hasta llegar a nuestros días.

Atraída por la idea de que un objeto contase su historia a lo largo de los siglos, Carmen Posadas escogió una joya real. La perla Peregrina aparece en varios cuadros de Velázquez, y ees mencionada por autores como Saint- Simón y la condesa D´Aulnoy o Alejandro Dumas: la Perla Peregrina.

La Peregrina no tiene una historia de 3.000 años como el ficticio escarabajo de Laínez pero obligaría a Posadas a un esfuerzo de documentación por reconstruir varias épocas, desde el mobiliario, la ropa o la forma de hablar. Su historia comienza en 1579 cuando un esclavo negro la extrajo del mar en aguas de Panamá.. Era costumbre liberar al esclavo que extrajese del océano una pieza extraordinaria y así sucedió esta vez. Su última propietaria conocida es la actriz norteamericana Elizabeth Taylor. A su nuerte, la Perla Peregrina fue vendida a un pujador misterioso por doce millones de euros.

Una sorpresa que se llevó Posadas al escribir la novela fue el descubrimiento de que Felipe II había regalado a María Tudor una joya de una calidad similar, la Pelegrina, que se confundió durante siglos por varios autores con la Peregrina que fue expoliada por José I Bonaparte. La Pelegrina fue regalada por Felipe IV de Austria a su hija el día de sus esponsales con Luís XIV. Permaneció en el joyero real de Versalles hasta que la Casa Capeto cae y desaparece su rastro en medio de uno de los saqueos de la Revolución Francesa. Aparece cierto tiempo después en San Petersburgo, en manos de una de las mujeres más bellas y apasionantes de su tiempo, Zinaida Yusupova, la madre del conde Yusupov, asesino de Rasputín.

Posadas ha incluído la historia de esta joya en la historia de la Peregrina, porque ambas perlas coincidieron bajo un sofá de Buckingham Palace durante el reinado de la Reina Victoria. La soberana inglesa atribuyó la travesura a los elfos del palacio, ya que además de creer en hadas y duendes, seguí la moda del espiritismo y escuchaba a todo aquel que aformara que pudiese ponerla en contacto con el espíritu de su difunto marido, el príncipe Alberto de Sajonia-Coburgo.

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