sábado, 7 de noviembre de 2020

Echevarrieta, un empresario y visionario en la España de principios del siglo XX.

 (Adaptación de un artículo de Fernando Goitia)

 

 

Se acaba de publicar el libro LAS 150 VIDAS DE HORACIO ECHEVARRIETA,  una biografía de este empresario y filántropo bilbaíno (1870-1963). Tuvo que ver con todas las grandes corporaciones españolas de su época: Iberia, Cemex, Iberdrola o los astilleros IZAR. A los 33 años heredó las minas de hierro de su padre, dos hectáreas en el Ensanche de Bilbao y acciones de empresas extractivas.

En 1917 empieza a fabricar el modelo aeronaíco Rohrbach Roland con el que Iberia realizó sus primeros vuelos.

En 1922 construye los primeros modelos de Submaruno E1, uno de los más avanzados de la época, encargados por Primo de Rivera. En 1931 España se convierte en una República, y el Gobierno se niega a pagar lo acordado. Eso impidió que Echevarrieta fundase un holding como el de Simens con capital español.

Por el contrario, los Astilleros  de Echevarrieta sí construyeron el buque escuela Juan Sebastián Elcano, al igual que su gemelo de la Armada chilena. El nombre fue sugerencia suya.

Echevarrieta construte un imerio corporativo en medio de la Primera Guerra Mundial, la pandemia de la gripe española y la sublevación de las kabilas rifeñas en Marruecos. Su amistad con el caudillo rebelde Abd El-Krim ( por negocios previos al estallido de hostilidades entre rifeños y colonos españoles) posibilitó que pudiese liberar, como aporatación filantrópica a la Patria, a muchos soldados y oficiales prisioneros.

Fue el primer miembro del Comité Olímpico Internacional sin título nobiliario, aunque por sus ideas republicanas, rehuso un título de marqués ofrecido por su amigo, el rey Alfonso XIII. También fue mecenas de artistas vascos, realizaba donaciones a museos y apoyaba en los medios de comunicación bajo su control a pensadores como Unamuno.

Fue diputado republicano entre 1903 y 1917, posición desde la que defendió los fueros vasocs y los derechos de los trabajadores, lo que no despertó muchas simpatían entre otros magnates españoles.

Durante la Segunda República intervino en el levantamiento de Asturias armando a los mineros rebeldes, lo que lo llevó a la cárcel Modelo de Madrid, junto al ex ministro socialista Indalecio Prieto. Durante la guerra se jugó la vida frustrando las sacas de los exaltados republicanos, pero se mantuvo, por precaución, alejado de las premisas ideológicas de uno y otro bando, por lo que fue castigado con el olvido. Esperemos que los autores del libro - Gonzalo Arroita, Marçia Pervita y Javier Amezaga- contribuyan a sacar de allí a este filántropo, que quiso hacer un mundo mejor con su dinero.

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