Carmen Machi interpreta a Marta, una policía obsesionada con lo que había antes de esta vorágine, con las cartas que dejo la poetisa norteamericana Sylvia Plath acerca de calas silenciosas, y la tierra roja de Alicante. Thimoty Spall es un jubilado a la fuerza que busca a su hermano, que por lo visto era un hedonista propietario de un blub de burlesque con problemas con las leyes españolas. Sarita Choudhury interpreta a Alex, una bailarina de esta especie de strip tease, que le reconforta de forma intimista y le ayuda en su búsqueda.
Vemos un Benidorm para gente que no ha visto el Sol, que no quiere nada diferente a las actividades veraniegas que se realizan en otros destinos turísticos británicos como Blackpool, junto al mar de Irlanda, salvo buen tiempo y hacer ciertas cosas lejos de casa.
Otra película sobre Benidorm que sí he visto, de la época que me daba igual lo que echaban en el cine porque iba a verlo absolutamente todo, es HUEVOS DE ORO, de Bigas Luna, que muestra el tercer Benidorm; no el pueblerino y ameno de Sylvia Plath ni el casposo y cutre pero sin pretensión alguna de Coixet, sino el del arrecife lleno de tiburones financieros del ladrillo.
Está protagonizado por un empresario cutre que quiere levantar un rascacielos enorme como regalo para sus cojones y su inmenso ego, pese a quien le pese. El macarrilla, interpretado por Javier Bardém en 1993, tiene una amiguita sexual a la que utiliza y desprecia, y lo mismo hace con su esposa de clase alta, interpretada por la portuguesa María de Medeiros. Pero al tío trepa no le importa. El tiene que tener dos de todo, aunque se trate de símbolos de status pasados por el tamiz de lo hortera. Hasta que un día.... Bueno, se encuentra con una mujer peor que él, y el desastre está servido.
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