Esta serie no la he llegado a ver porque la pasan por plataformas que no puedo ver, como Netflix. No obstante, me dedicaré a hacerle una ficha, porque lo poco que sé de ella me parece que es recomendable.
La trama gira en torno a Beth Harmon, una niña huérfana en una institución de los años 1950 en Estados Unidos. A las niñas de esta condición se les administraba con regularidad fármacos psiquiátricos, recién llegados al mercado, con el fin de tranquilizarlas, fármacos de los que Beth se vuelve adicta.
Los niños huérfanos o institucionalizados, sin el referente y el cariño de unos padres, desarrollan traumas que estallan durante la adolescencia. Si a eso sumamos el contacto con medicamentos nuevos, de los que ni los farmaceúticos saben mucho, tenemos la tormenta perfecta.
A Beth la salvan la relación con Jolene, una chica unos años mayor, y las clases de ajedrez con el señor Shaybell, el conserje. Poco tiempo después vemos que Beth es adoptada por la señora Alma Weathley y su marido. Alma también es gran consumidora de alcohol y fármacos. Es en esta época donde Beth empieza a jugar partidas profesionales de ejedrez y a ganar a los adultos, siendo solo una adolescente.
El mundo del ajedrez de 1960 era un reducto de hombres de clase media y alta, y la revolución sexual no había dicho sus primeras palabras. Es decir, que en el mundo real,una mujer que juegue al ajedrez y derrote el ego de los hombres, que más tarde se convierta en la esperanza estadounidense contra los ajedrecistas soviéticos en un épico enfrentamiento entre Beth y el campeón Borgov, es ficción.
Bobby Fischer, que sí derrotó en el mundo real al campeón soviético Spassky, dijo que si no había más mujeres en el mundo de la alta competición de ajedrez era porque "no eran lo suficientemente inteligentes". Incluso Kásparov, maestro ruso del ajedrez, hizo comentarios despectivos sobre el papel de las mujeres en su deporte, hasta que fue derrotado por la húngara Judith Polgar en 2002.
Judith Polgar tenía 15 años en 1991, cuando se convirtió en la persona más joven en convertirse en Gran Maestra. En 1996 Judith era la octava en el ranking mundial. Aprendió a jugar gracias a la dedicación de su padre, que educó a Judith y a sus tres hermanas en casa e insistió en que jugara en torneos absolutos de ajedrez, no solamente en los femeninos.
"Cuando derrote a mi primer hombre me dijo que había perdido porque no se sentía bien. Desde entonces no he ganado a ningún hombre que reconociese estar sano y en perfectas facultades mentales", decía amargamente Judith Polgar en un documental sobre los genios y el ajedrez.
Toda la historia entre Beth Harmon y el camarada Borgov nos parecen indicar que los campeones de ajedrez son tipos solitarios, traumatizados, que solamente destacan sobre un tablero. Eso sería el caso de Bobby Fischer, pero otros campeones como Alekhine, Capablanca, Lasker, Kásparov o Morphy, o en el plano femenino del periodo de entreguerras, Vera Manchik, eran capaces de llevar vidas privadas discretas y tener aficiones normalizadas como ir al fútbol.
Una cosa que destaca un usuario de Filmaffimitty es que la película tiene un tono feminista, pero no desagradablemente feminista. Beth no se conpadece de sí misma jamás, no reivindica nada, se niega a jugar con la campeona rusa porque "solo juega contra mujeres" y desafía al macho alfa soviético del ajedrez, Borgov, no porque sea el macho alfa, sino porque es el mejor y un deportista tiene que poner a prueba sus límites y dar lo mejor de sí en la competición.
También es encomiable esta serie porque Beth lucha contra sus adicciones con la ayuda de los amigos que hace gracias al ajedrez, y considera a Borgov uno de ellos. Terminada la competición (spoiler: no sigas leyendo si no quieres saber demasiado), ganado el mundo, sale a la calle y se pone a jugar por placer, sin preocuparse de ganar o perder, con unos jubilados en un parque de Moscú.
No hay comentarios:
Publicar un comentario