jueves, 4 de febrero de 2021

¿Por qué Stalin no hizo caso de los informes sobre la inminente invasión de la Unión Soviética?

 


Tokio; 1941. Richard Sorge, un agente doble, emplea un hostal destartalado como base de operaciones. Es poco más que un club de alterne, donde camareras japonesas vestidas con faldas cortas sirven bebidas alcohólicas. Nadie repara en lo que hace el comensal de la mesa de enfrente. Por eso es el local preferido de Sorge para sus actividades de espionaje. A Canaris le da información falsa o le cuenta medias verdades porque la información de verdad sobre los auténticos planes de Hitler sobre el destino de la Unión Soviética se recibirán en Moscú.

Una vez enviado el informe Sorge se dirige a un bosque cercano al hostal con la excusa de fumar un cigarrillo. Si otro agente de su red de informadores se acercaba y encendía un cigarrillo, se procedía a un intercambio de documentos. Sorge utilizaba asimismo las recepciones en la embajada alemana en Tokio para entregar los documentos e informes más importantes a su amante, una periodista sueca, que los enviaba a Moscú.

Gracias a los informes de Sorge el GRU, la inteligencia militar soviética estaba en condiciones de poder alertar a Stalin para que tomase medidas y acantonase tropas en la frontera occidental de la Unión Soviética. Solo que a Stalin le parecía que Sorge era poco creíble por su estilo de vida burgués y sus numerosas amantes. Prefería escuchar la teoría del Jefe de la Policía Secreta, Beria, que era un violador en serie de funcionarias y esposas de miembros del Comité Central, pero que le decía lo que quería escuchar: que los alemanes no intentarían invadir Ucrania durante 1941. También escuchaba con interés la propuesta de Beria de llamar a Moscú al embajador en Berlín porque también estaba hablando de movimientos de tropas inquietantes en Polonia para aplicarle un correctivo.

En 1939, un polaco llamado Leopold Trepper había creado la Orquesta Roja, nombre genérico que se daba a distintas redes de espías y agentes dobles que operaban en Alemania en beneficio del bando aliado. Los miembros de esta red eran conocidos como "los pianistas" por los agentes de la Gestapo porque se comunicaban en clave usando el código Morse.

Los Sevicios de Inteligencia Soviéticos habían quedado mermados por una reciente purga en 1941, por lo que solo quedaban adjuntos sin experiencia y gente recién llegada al cargo. Entre ellos, Aleksandr Korontkov. Este viajó a Berlín donde se entrevistó con un topo de la Orquesta Roja en el Ministerio de Economía del Reich, Arvid Harnack. Este le dijo que se preparaba la invasión de la Unión Soviética para 1941.

Cuando Korontkov regresó y le dió las malas noticias a Stalin este le miró con una mirada gélida y le dijo:"No hay alemán en que se pueda confiar salvo quizá Wilhelm Pieck,, el secretario del Comitern ( la Internacional Comunista), que actualmente se encuentra en Moscú. Sus informadores mienten".

Una vez comanzada la Operación Barbarroja Stalin empezó a apreciar más los informes de los topos y agentes dobles alemanes en Berlín. Canaris dijo enun informa que las actividades de la Orquesta Roja habían costado 300.000 vidas de soldados de la Werhmatch. La organización fie desmantelada por la Gestapo en agosto de 1942. Más de 600 personas fueron capturadas y desenmascaradas, de las cuales 56 fueron ejecutadas. El resto fue condenado a cadena perpetua.

La negativa a actuar de Stalin le costó la vida a 300.000 soldados soviéticos y muchísimos más civiles muertos a manos de los Eissangruppes, pelotones de ejecución a manos de las S.S. Un joven intérprete de la Werhmatch, Sally Perel, identificó a Yakov, uno de los hijos de Stalin como prisionero de guerra. Satlin se negó a canjearlo por un general alemán. Yákov se suicidaría para no tener que hacer frente a las consecuencias si era liberado y volvían a llevarlo a presencia de su temible padre. Temía una ejecución por haberse dejado capturar con vida.

Sorge fue desenmascarado por el Gobierno japonés y ahorcado.

En canto a Sally Perel en realidad era judío, pero fue capaz de sobrevivivr, a pesar de su corcuncisión, en una escuela de élite de las Juventudes Hotlerianas, donde fue enviado por su experiencia en el frente del Este.



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