Cuando el etnógrafo, sacerdote y arqueólogo vasco José Miguel Barandiarán anotó su cuenta de gastos de la excavación de la cueva de Santimamiñe ignoraba que sería espuesta junto a la momia de un cocodrilo momificado y un cuenco de alabastro del Antiguo Egipto con más de 5000 años de antigüedad. Estas piezas forman parte de la exposición "Entre excavaciones a Egipto y excavaciones en el País Vasco" del Museo Arqueológico, abierta hasta el 7 de mayo.
La exposición muestra el contraste entre la arqueología romántica en pos de piezas de anticuario de gran valor estético de mediados del siglo XIX con la arqueología mas científica de madiados del siglo XX. Se podrán ver fotografías, planos de excavación y libros que fueron propiedad de Howard Carter- el descubridor de la tumba de Tutankamón- así como figurillas funerarias, adornos personales y unpequeño cocodrilo momificado. Y también las notas de los grandes prehistoriadores vascos de mediados del siglo XX como el padre Barandiarán, Telésforo Aranzadi y Enrique de Eguren
¿Cómo es que hay piezas egipcias en Bilbao, un lugar que se inter4esó tarde por los tesoros de la cultura Egipcia? Entre 1890 y 1950 se organizaron expediciones organizadas a Tierra Santa, que se
convirtieron en auténticas aventuras arqueológicas en el País del Nilo. En Bizkaia las organizaba el bilbaíno José María de Urquijo e Ybarra (1872-1936). Se organizaron ocho expediciones hasta el estallido de la Primera Guerra Mundial. La primera expedición a Tierra Santa, Egipto y Roma trasladó a estos lugares a 229 viajeros con poder adquisitivo para comprar curiosidades históricas y arqueológicas en 1902.
Aquellos viajeros de la Belle Epoque se trajeron piezas escepcionales para sus colecciones y gabinetes particulares de curiosidades, que acabaron engrosando tras su muerte el Museo Arqueológico Nacional y el Museo Arqueológico Vasco.
Tras la Guerra Civil Española los prehistoriadores vascos como Aranzadi o el padre Barandiarán abrían pequeños dólmenes o excavaban la gruta de Santimamiñe anotando en sus libretas y cuadernos con minuciosidad todo cuanto encontraban- una pieza de sílex diminuta, un hueso descarnado de zorro, un hacha pulimentada del Neolítico-. La arqueología se estaba convirtiendo en una ciencia multidisciplinar alejada del coleccionismo y de las salas de los marchantes de antigüedades.
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