miércoles, 12 de junio de 2024

Las amas de casa que revolucionaron la CIA.

 Un tercio de los empleados de la Agencia Central de Inteligencia han sido mujeres. Pero durante décadas sus superiores consideraron que no tenían habilidades para espiar. Nada más lejos de la realidad, como muchas demostraron. Un libro recoge ahora sus apasionantes historias.



"Podías dominar varios idiomas, tener un máster, seguir un rastro financiero... A tus superiores les daba igual. Si eras mujer, tu puesto estaba detrás de una máquina de escribir. A´si que el primer trabajo clandestino lo hacías por tu cienta y consistía en librarse del trabajo de mecanógrafa". La que habla con tanta amargura es la exagente de la CIA Johna Méndez, que llegó a ocupar el puesto de jefa de Camuflaje en 1991, tas treinta años pasando informes a limpio

Las agentes femeninas  de la CIA se hicieron valer desde una posición de desventaja por culpa de los prejuicios y de los abusos de sus jefes y compañeros varones. Es la historia que ha recopilada la periodista norteamericana Liza Mundy en su último libro LA HERMANDAD: HISTORIA SECRETA DE LAS MUJERES EN LA CIA

"La imagen que nos dan las películas de James Bond acerca de las mujeres agentes de inteligencia como bombas sexuales, o como mujeres fatales, beben más del mito que de la realidad. Un tercio de los integrantes de la CIA eran mujeres. Pero sus jefes las descartaban para los puestos importantes o las misiones encubiertas en el extranjero porque las consideraban demasiado emocionales; ningún hombre de un país comunista se las tomaría en serio o serían incapaces de reclutar una red de informantes. Así que la imagen más real de la mujer agente durante el periodo inicial de la Guerra Fría es la secretaria Monnypenny, a la que Bond trata con condescendencia pero que ni siquiera es válida como na conquista sexual más.

La CIA con sede en Langley (Virginia) se crea en 1947 a partir de los restos de la Oficina de Servicios Estratégicos (OSS), el servicio de Inteligencia Exterior creado tras el ataque traicionero de los japoneses a la base naval de Pearl Harbour. "Durante la Segunda Guerra Mundial las mujeres habían colaborado y dirigido operaciones encubiertas con las resistencias de los países ocupados por los nazis, desencriptado códigos, programado los primeros ordenadores...Pero la guerra terminó y se envió a estas mujeres tan capacitadas a casa. Si aspiraban a quedarse, o querían ingresar en la nueva Cia, debían conformarse con el papel de oficinistas", relata Mundy.

Una manera de hacer carrera para estas mujeres era destacar sin que los varones se sintieran amenazados. E insistir e insistir... La otra era conspirar contra jefes y colegas. Eso es lo que hizo Eloise Page, la secretaria del mítico fundador de la CIA, Wild Bill Donovan. Page tenía documentos comprometedores, facturas, cartas y no tuvo reparos para ajustarle las cuentas a su jefe. Llegó a dirigir una red de agentes en Atenas (Grecia). Los compalñeros la llamaban con respeto "la mariposa de hierro"

Jeanne Vertefeille sabía francés, alemán, ruso... pero en 1954 era una simple mecanógrafa. Pasó memorándum a limpio hasta los ochenta cuando fue asignada a contrainteligencia. Desenmascaró al topo Aldrich Ames en 1984.

Las esposas de los agentes proporcionaban la cobertura perfecta para las misiones de sus maridos. Shirley Sulick, gran conductora, salía derrapando por las calles moscovitas, llamando la atención de las unidades de seguimiento del KGB, que dejaban en paz al señor Sulick solo por mantenerla controlada a ella.

Las mujeres que se quedaban en Langley tenían acceso a toda clase de documentos y como no se esperaba que dijeran nada ni opinaran acerca de nada eran las mejores para hacerse una idea de quien estaba siendo machacado por sus superiores, quien se acostaba con la mujer de otro agente y lo que estaban haciendo los enemigos de los Estados Unidos.

"La CIA funcionaba como un club de hombrea machistas y bebedores. Pero las mujeres lograron abrirse camino hacia las labores más estratégicas y tediosas: el análisis. Desarrollaron redes de solidaridad clandestina entre ellas, que de haber sido descubiertas por los machos alfa de la CIA habrían sido interpretadas como una mal vista conspiración de feministas", detalla Mundy.

Las quejas por discriminación a partir de 1970 y las actividades de los terroristas islámicos normalizaron la idea de que las mujeres podían aportar mucho a la lucha en este nuevo escenario bélico. En 2018, es una mujer la que dirige la CIA: Gina Haspel, de soltera Bennett. Se fijó en un millonario saudí, Osama Bin Laden, que estaba reclutando islamistas fanáticos y escribió un informe preliminar en 1993. Pero sus    jefes masculinos no lo consideraron un objetivo prioritario. Bárbara Sude informó el 6 de agosto de 2001, un mes antes de los atentados de 11 de septiembre, que Al Qaeda preparaba un importante atentado en suelo estadounidense. La Casa Blanca consideró que era exagerado por parte de una mujer que quería hacerse valer y no hizo caso... Para 3000 personas el resto es historia porque ellos pasaron a ser historia.

Cindi Storer lideró el grupo de mujeres analistas que localizó a Bin Laden en una urbanización pakistaní para militares retirados. No tenían imágenes del interior del recinto, pero un dron fotografió la colada y calcularon cuántos hombres, mujeres y niños acompañaban al líder terrorista; e indicaron a los comandos en qué habitación se escondía.

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