En el rincón del café, la vida se teje,
Amaya sonríe, su luz siempre refleje,
Camarera diligente, en cada gesto entrega,
Dueña de Lilu, su amor nunca se repliega.
Lilu, pequeña y fiel, a su lado siempre,
Sus ojos brillan, como estrella que duerme,
Entre tazas y platos, en la rutina diaria,
Lilu y Amaya, una danza necesaria.
En las mañanas claras, cuando el sol despierta,
Amaya en el café, su energía siempre alerta,
Lilu a sus pies, en calma y espera,
Sus vidas entrelazadas, una historia sincera.
La risa de Amaya, en el aire resuena,
Como el canto de un pájaro, su alegría despliega,
Con Lilu cerca, cada día se estrena,
Una armonía perfecta, que la vida revela.
En las noches tranquilas, cuando el día se apaga,
Amaya y Lilu, una compañía que embriaga,
Susurros y caricias, en la quietud del hogar,
Dos almas unidas, en un amor sin par.
Amaya, camarera, en su labor tan fiel,
Con Lilu, su tesoro, juntos en un lazo fiel,
En cada taza servida, un fragmento de amor,
En cada mirada compartida, un eterno fervor.
Así se teje la vida, en el café y en el hogar,
Amaya y Lilu, una historia a narrar,
En versos y sonrisas, su esencia queda,
Un poema de vida, que el tiempo no olvida.
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