viernes, 19 de julio de 2024

Los Bishnois.

 Este grupo religioso vive en el desierto del Thar, entre el noreste de la India y Pakistán. El nombre viene de Bish ( 20) y nai (9) por el número de preceptos que les dió su gurú fundador a finales del siglo XV. Este líder religioso profetizó hace 550 años que dañar el medio ambiente sería como tratar de destruís la Humanidad. Es mucho tratándose de gente que vive en aldeas con lo básico y que no tienen acceso a noticias sobre el cambio climático.

Los 10 primeros preceptos son sobre la buena higiene personal y la salud física. Las mujeres que han dado a luz deben abstenerse de trabajos domésticos los 30 días siguientes. Tampoco deben hacer tareas durante un periodo de cinco días tras la menstruación. La higiene también es importante para este pueblo.

Rezan por todos los seres vivos al amanecer y al anochecer. El agua, la leche y la leña deben estar limpios de toda forma de vida para poder ser puras y utilizables. Se prohíbe la mentira y el robo, así como las disputas con personas estúpidas.

Está prohibido talar árboles verdes y vestir prendas azules teñidas con índigo. Son vegetarianos. No beben ni consumen drogas. Los preceptos recomiendan evitar la ira, la lujuria y el apego con las otras personas o seres vivos, así como la castración de los toros sementales.


En 1730, 363 bishnois acudieron a un bosque alarmados porque habían escuchado rumores de que el sultán de Jodhpur iba a talar los árboles para poder construir un palacio. Los leñadores y la guardia del Maharajá ofreció un soborno cuantioso a Amrita Devi si retiraba a sus aldeanos y les dejaba hacer, a lo que Amrita dijo que no y ofreció su cuello a cambio. Los guardias la decapitaron delante de sus dos hijos.

Los aldeanos ofrecieron sus cuellos y el bosque se tiñó de sangre humana pero no fue talado. Los aldeanos mártires fueron enterrados en una fosa común en Kerhjarli, donde peregrinan año tras años sucesivas generaciones de Bishnois a honrarles por su sacrificio.


Es natural ver a una joven madre Bishnoi amamantar a un cervatillo con los mismos pezones que alimentan sus hijos o compartir el poco agua que proporciona el desierto de Thar con un arbolito joven.

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