El presidente Trump ha sufrido un atentado en Butler (Pennsilvania), una pequeña localidad riral a 60 kilómetros de Pittsburgh. El candidato republicano se encontraba sobre el escenario a las siete de la tarde (la 1:00 según nuestro huso horario español) cuando de pronto se llevó las manos a la oreja con un rictus de dolor. Se escucharon varias detonaciones. El grupo de agentes del Servicio Secreto se parapetaron haciendo una barrera humana entre el cuerpo del ex presidente y probables nuevos proyectiles.
La confusión cumdió entre los asistentes al acto cuando vieron a la avanzadilla del Servicio Secreto de Pittsburgh llevarse al candidato con una mejilla manchada de sangre reseca. Los agentes entre el público instaron a los presentes a tirarse al suelo. Algunos testigos vieron unas nubecillas de humo procedentes del lateral izquierdo. Un testigo cuenta que vio a un policía local correr hacia un individuo que parecía huir.
En los audios del Servicio Secreto disponibles para la prensa se oye a uno de los agentes de la avanzadilla de Pittburgh preguntar. "¿Podemos movernos?"
-"Todo despejado".
Los agentes tratan de tranquilizar al presidente; "Le tenemos, señor. Aguante" "Le sangra la cabeza, señor. Tenemos que moverle. Aguante". Desorientado, en un más que previsible shock, Trump solicitaba: "Déjame ponerme los zapatos". De acuerdo a su máxima, que un candidato no puede aparentar estar derrotado en un mitin, Trump alzó el puño ante los escasos testigos que no habían sido evacuados aún y gritó: "!Luchad!!Luchad!!Luchad!"
El Butler Farm Show, como se llama a este incidente, costó la vida del francotirador, un blanco de 20 años, y a un espectador del mitin. Otro está herido de gravedad. En algunos medios de tendencia republicana los simpatizantes de Trump señalaron que este incidente les recordaba al asesinato del presidente Kennedy en noviembre de 1963 o a la intentona de un lobo solitario en 1981 contra el candidato y posterior presidente Reagan en Washington.
El presidente demócrata Biden fue informado cuando asistía a un oficio religioso en una iglesia de Delaware. La vicepresidenta Kamala Harris recibe noticias constantes acerca del estado de salud del magnate.
"LA VIOLENCIA DIRIGIDA CONTRA CUALQUIER PARTIDO O LÍDER POLÍTICO ES ABSOLUTAMENTE INACEPTABLE. NO TIENE CABIDA NI EN PENNSILVANIA NI EN LOS ESTADOS UNIDOS"
Josh Shapiro, gobernador de Pennsilvania.
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