Jack el Destripador es el nombre dado a un asesino en serie no identificado que operó en el distrito de Whitechapel, en Londres, en 1888. Aunque históricamente se ha asumido que las víctimas eran prostitutas debido a su ubicación y situación socioeconómica, investigaciones más recientes sugieren que no todas se dedicaban al trabajo sexual. La pobreza extrema y la marginalización social de la época fueron factores clave que las hicieron vulnerables. A continuación, se detalla información sobre las víctimas, conocidas como "las cinco canónicas":
1. Mary Ann "Polly" Nichols (26 de agosto de 1888)
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Biografía: Mary Ann nació en 1845. Estaba casada y tuvo cinco hijos, pero su matrimonio terminó debido al alcoholismo y las dificultades económicas. Posteriormente, vivió en albergues y trabajó como limpiadora y eventualmente recurrió al trabajo sexual para sobrevivir.
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Condiciones sociales: Nichols estaba en la pobreza extrema y no tenía hogar estable en el momento de su muerte. Esto la hacía especialmente vulnerable en las calles de Whitechapel.
2. Annie Chapman (8 de septiembre de 1888)
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Biografía: Annie, nacida en 1841, también estuvo casada y tuvo hijos. Su matrimonio terminó debido al alcoholismo y otros problemas, lo que la llevó a la indigencia. Aunque se cree que en ocasiones trabajó como prostituta, también vivía de pequeñas labores y la caridad.
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Contexto social: Chapman padecía de mala salud y vivía en un entorno donde las opciones para mujeres en su situación eran extremadamente limitadas.
3. Elizabeth Stride (30 de septiembre de 1888)
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Biografía: Elizabeth nació en Suecia en 1843 y emigró a Londres. Estuvo casada, pero tras la muerte de su esposo, se trasladó a Whitechapel. Trabajaba como costurera y ocasionalmente como limpiadora. No hay pruebas concluyentes de que ejerciera la prostitución.
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Puntos relevantes: Elizabeth era conocida por ser trabajadora y evitar conflictos, lo que desafía la idea de que era una prostituta habitual.
4. Catherine Eddowes (30 de septiembre de 1888)
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Biografía: Nacida en 1842, Catherine tuvo una vida difícil marcada por la pobreza. Trabajaba como vendedora ambulante y se encontraba en situaciones de indigencia frecuentemente. Aunque no hay evidencia clara de que ejerciera la prostitución, es probable que lo hiciera ocasionalmente para sobrevivir.
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Contexto social: Su estilo de vida itinerante y el abuso de alcohol contribuyeron a su vulnerabilidad.
5. Mary Jane Kelly (9 de noviembre de 1888)
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Biografía: Kelly, la más joven de las víctimas (aproximadamente 25 años), era una inmigrante irlandesa. Vivía en un pequeño cuarto en Whitechapel y es la única de las cinco canónicas cuya conexión con la prostitución está bien documentada.
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Importancia simbólica: Mary Jane Kelly a menudo se considera el ejemplo más típico de las mujeres en las zonas marginalizadas de Whitechapel.
La cuestión de la prostitución
Los estereotipos históricos han perpetuado la idea de que todas las víctimas eran prostitutas, pero esto es debatido. Estudios recientes muestran que varias de ellas no tenían vínculos claros con el trabajo sexual y podrían haber sido percibidas de esa manera debido a prejuicios sociales. Las circunstancias de extrema pobreza y su condición de mujeres sin hogar ni red de apoyo contribuyeron a su exclusión y estigmatización.
Factores sociales y económicos
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Pobreza extrema: Whitechapel era una de las zonas más empobrecidas de Londres, con hacinamiento, falta de higiene y alta criminalidad.
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Alienación social: Las víctimas pertenecían a las clases más bajas, a menudo ignoradas o despreciadas por la sociedad victoriana.
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Falta de redes de seguridad: Sin sistemas sociales de apoyo, las mujeres que enfrentaban divorcio, viudez o enfermedades tenían pocas opciones.
Conclusión
La narrativa de que todas las víctimas de Jack el Destripador eran prostitutas refleja tanto los prejuicios de la época como los desafíos de interpretar evidencia histórica sesgada. Su vulnerabilidad fue resultado de una combinación de pobreza, marginación y una sociedad que desprotegía sistemáticamente a las mujeres de bajos recursos.Aaron Kosminski, un barbero polaco de origen judío que vivía en Whitechapel, ha sido considerado uno de los principales sospechosos de ser Jack el Destripador. La asociación entre Kosminski y los crímenes se basa en una combinación de factores históricos, testimonios y, más recientemente, análisis forenses. Sin embargo, la probabilidad de que realmente fuera el asesino sigue siendo motivo de debate entre los expertos. A continuación, se examinan los elementos clave:
Evidencia histórica contra Kosminski
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Testimonios contemporáneos:
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Kosminski fue señalado como sospechoso por miembros de la Policía Metropolitana, incluido el inspector Donald Swanson, quien escribió en sus notas que Kosminski había sido identificado por un testigo presencial, aunque este último se negó a testificar formalmente.
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El comisionado de policía Sir Melville Macnaghten también mencionó a Kosminski en un memorando, describiéndolo como alguien con tendencias violentas y que "aborrecía a las mujeres".
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Comportamiento y contexto:
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Kosminski sufría problemas mentales y fue ingresado en un asilo psiquiátrico en 1891. Se documentaron episodios de agresión y paranoia, lo que llevó a algunos a creer que era capaz de los crímenes atribuidos al Destripador.
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Vivía en el corazón de Whitechapel y conocía bien la zona, lo que podría haber facilitado sus movimientos durante los asesinatos.
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Evidencia forense
En 2014, un equipo de investigadores liderado por el autor Russell Edwards afirmó haber encontrado pruebas de ADN que vinculaban a Kosminski con uno de los crímenes. Estas pruebas provienen de un chal supuestamente recuperado de la escena del asesinato de Catherine Eddowes. Sin embargo, la evidencia forense enfrenta varios problemas:
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Contaminación:
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El chal no tiene un historial claro de conservación y estuvo expuesto a múltiples dueños y ambientes desde 1888. Esto pone en duda la autenticidad del material genético recuperado.
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Metodología:
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Los análisis de ADN mitocondrial realizados mostraron coincidencias con descendientes de Kosminski y de Eddowes. Sin embargo, el ADN mitocondrial no es único y no puede identificar de manera concluyente a una persona.
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Críticas académicas:
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Muchos expertos han señalado que el informe carece de revisión por pares y que las conclusiones son demasiado especulativas.
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Probabilidades reales
La asociación de Kosminski con los crímenes se basa en lo siguiente:
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A favor:
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Vivía cerca de las escenas del crimen.
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Tenía antecedentes de problemas mentales y comportamientos violentos.
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Fue identificado por la policía como un sospechoso importante.
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En contra:
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No hay evidencia directa que lo vincule de manera concluyente con los asesinatos.
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Su ingreso en un asilo en 1891 no coincidió con una disminución clara de crímenes similares.
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Las pruebas de ADN son altamente cuestionables.
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Conclusión
Aunque Aaron Kosminski sigue siendo un sospechoso plausible, las pruebas disponibles, tanto históricas como forenses, no permiten afirmar con certeza que fuera Jack el Destripador. El caso permanece abierto debido a la falta de evidencia concluyente, y el papel de Kosminski en los crímenes probablemente seguirá siendo un misterio sin resolver.
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