domingo, 7 de febrero de 2010

La saga de "crepúsculo".


Toda una generación de adolescentes americanos ha pasado la tarde de los sábados en los autocines viendo películas de terror. Ver a un sádico con motosierra y una careta de piel humana masacrar gente tiene a esa edad algo de iniciático, ¿no creen? Por eso hay cierta nolstalgia del monstruo del Viejo Mundo, de la decadente Europa, como si se avocase algo definitivamente perdido, de lo que sólo queda la necesidad.

Después de ver a la cazavampiros Buffy - que es algo que prohíbiría a mis hijos, si tuviese la opción de engendrarlos- matar a golpes a los vampiros, tenemos la opcion femenina clásica. La de la chica que grita y sale corriendo.

Bella es una chica que se enamora en la primera parte de esta saga literaria, adaptada al cine, del guapo, romántico y conservador vampiro Edward. El clan de Edward se ha refugiado en el pueblecito de Forks, el único lugar donde pueden salir de día, y llevar una vida lo más normal posible. En la segunda novela - y película - Bella se corta abriendo un regalo de cumpleaños, con la esperada reacción de los vampiros. Esto propicia la ruptura con Edward - temporal - y el inicio de la relación con Edward Black, un atractivo hombre lobo de ascendencia india.

Así que, tomando en la mano un reportaje sobre el folklore de los países del este, vamos a saber quién le conviene más a Bella.

LOS VAMPIROS.

En la película de Francis Ford Coppola acerca de Drácula, este adalid contra los infieles declara la guerra a Dios, porque no ha protegido de la muerte a su esposa. Parece algo que haría Edward. "En el folklore eslavo las primeras víctimas de los vampiros son sus seres queridos. Los no muertos desean mantener los minimos vínculos que conservaban en su vida normal, más allá de la muerte", dice George Gutsche, profesor de estudios eslavos.

Además, Stephanie Meyer, la autora de esta saga, acierta con la principal preocupación de Bella. Edward siempre va a ser hermoso y joven mientras ella se va cargando de años y achaques físicos.

"Pero los vampiros de la mitología se asociaban con la enfermedad y olían de un modo extraño. Tenían marcas en la piel", aclara Gutsche. No parecen ser algo por lo que una voluble adolescente perdería la cabeza.

LOS HOMBRES LOBO.


Los hombres lobo son personas atentas y serviciales, mientras que no haya luna llena o no se diga la palabra mágica. En ese caso, una chica se encontrará con una bestia violenta, no muy consciente de sus actos, de apetito sexual insaciable. Vamos, como si a Bella la violase su perro. A la gente le daba miedo el carácter instintivo de la naturaleza. En un mundo en las que las poblaciones más grandes no se podían comparar por número de habitantes con las de las ciudades medievales de Francia. Inglaterra o el sur de España, la naturaleza y su poderío daban miedo. Y ese miedo estaba protagonizado por inviernos crudos y lobos hambrientos que se acercan a las aldeas.

"En la Hungría medieval la gente estaba anodadada por los crímenes de los psicópatas. No podían entender que un ciudadano que pagaba sus tributos y colaboraba en aparencia o en realidad con su comunidad de campesinos, matase a su mujer a puñaladas y se comiese al hijo de escasa edad de ambos. Por ejemplo. Como los rumanos no podían defenderse de las atrocidades de Vlad Tepes o de Isabel Bathory, señores feudales que en teoría debían defenderlos, o de la primaria justicia penal del lugar, se inventaron el mito del hombre que deseaba ser bueno pero estaba condenado a convertirse en una bestia de vez en cuando", aclara Gutsche.

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