sábado, 1 de mayo de 2010

Ágora. Lo que se supone que sucedió.



La película de Amenabar nos acerca al fascinante mundo del Bajo Imperio Romano. La película se centra en el declive del mundo pagano a través de la sangrienta ejecución de la filósofa y astrónoma Hipatia de Alejandría.


La cinta nos muestra como villanos a las huestes de los patriarcas de Alejandría Teófilo - sí, es el que ordena la destrucción del Serapeo, la Biblioteca de Alejandría- y Cirilo. Para muchas personas del Bajo Imperio Romano el cristianismo era el instrumento en que podían protestar contra una sociedad romana en la que no se sentían representados. Un ejemplo de ello es el ficticio esclavo Davo, que se siente la sangre del Imperio, pero no puede acceder a ninguno de sus beneficios. En la película Davo e Hipatia defienden lo mismo con diferentes lenguajes y posiciones contrapuestas. Pero Davo adora a Hipatia, al mismo tiempo que la detesta porque sabe que su carnalidad - su sexualidad- jamás será suya.


Las fuentes clásicas cuentan que la Hipatia real estaba casada con el filósofo Isidoro, aunque no hubo consumación del matrimonio nunca. Las feministas de los años 60 la consideraban el paradigma del amor libre. Sexo - o negación de sexo- a voluntad. Como si las relaciones matrimoniales fueran solo los momentos de desencuentro, vamos.


Las causas de la muerte de Hipatia no tienen nada que ver con el hecho de que esta fuese pagana. El prefecto militar de Alejandría, un discípulo de Hipatia cristiano llamado Orestes, y el patriarca Cirilo mantenían un enfrentamiento constante por causa de las decisiones del Emperador Teodosio y su hermana Pulqueria. Tras una de esas disputas un grupo de monjes rodeó el carruaje de Orestes, y empezaron a increparle llamándole cosas como adorador de ídolos y hereje. Él les gritó que era cristiano, y que el patriarca de Constantinopla le había bautizado. Un monje de la guardia de Cirilo, llamado Amonio, le descalabró con una piedra. Los legionarios lo arrestaron, lo torturaron y, finalmente, lo ejecutaron.


Cirilo culpó del incidente a una nueva víctima, Hipatia, de 60 años. Ya que no podía hacer daño al prefecto de la ciudad, se lo haría a una de sus consejeras y amiga personal. Una muchedumbre de monjes furiosos rodeó su litera, la desnudó, la golpeó con tejas, y la descuartizó. Todo ello, antes de quemarla.


En la película Hipatia da clases en el Serapeo, aunque lo cierto es que las clases con sus alumnos de las clases altas las impartía en su casa, porque ya en 390, poco antes de la intervención de las hordas de Teófilo, el edificio estaba en ruinas.


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