jueves, 29 de julio de 2010

Mayerling.


"Decididamente, en el palacio de Hofburg no quieren decir la verdad".Con esta acusación el diario francés Le Figaro comenzaba su crónica internacional el 6 de febrero de 1889. La noticia era que, supuestamente, el heredero del Imperio Austrohúngaro, Rodolfo, y su amante María Vecsera, habían aparecido muertos en el pabellón de caza de la familia imperial de Mayerling la mañana del 30 de enero.

Rodolfo de Habsburgo era el único heredero masculino del Emperador Francisco José I y su esposa Isabel de Babiera - la popular Sissi. Su primo sería el Archiduque Francisco Fernando muerto en 1914 a manos de Gavrilo Princip, un nacionalista serbio de gatillo fácil durante una visita oficial a Sarajevo.

Los rumores del infausto accidente en el pabellón de caza de Mayerling van desde el asesinato político al crimen pasional. Exploremos la versión política. Rodolfo publicaba artículos en Le Fígaro de tendencias liberales, que chocaban de lleno con la ideología de su padre, un monarquico. Alentaba el separatismo de Hungría, lo que le produjo numerosos encontronazos con Francisco José.

Rodolfo se casó con Estefanía de Bélgica, la hija del controvertido Leopoldo II. Simultaneaba el matrimono con salaces aventuras extramatrimoniales con aristócratas y prostitutas. La consecuencia es que Rodolfo de Habsburgo contrajo la sífilis y se la contagió a su mujer. Cuando, después del parto de una princesita, los médicos de la familia imperial comunicaron que ya no podría engendrar más, Estefanía gritó y prohibió a su marido el acceso a la alcoba nupcial. En estas circunstancias, Rodolfo - que, evidentemente, no ha aprendido la lección- conoce a María Vecsera.

La Vecsera era una aristócrata empobrecida de 16 años. Experta en las artes amatorias, la Vecsera jugó la carta de koprinz - principe heredero- con todas las armas a su alcance. Eso llevó a Rodolfo de Habsburgo a nuevos enfrentamientos con su padre. Se rumoreaba que lo que más preocupaba a Francisco José era que María Vecsera era hija ilegítima suya. En la última discusión con el koprinz, el emperador se desmayó. Sería la última vez que padre e hijo se verían con vida.

Los rumores que corrieron por las cortes europeas hablan de signos de lucha (?), la mano derecha de Rodolfo perdida por un sablazo, e incluso el hecho de que el cuerpo de María Vecsera estaba cubierto de pétalos de rosa.

¿Qué sucedería realmente? Una cosa es segura. En 1889, Austria- Hungría ya no era el lugar bucolico de los vals que conocieron los románticos. Y la política siempre ha sido inasequible al romanticismo, más en la época del imperialismo, donde el mundo se deslizaba alegremante a la Iª Guerra Mundial.

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