domingo, 31 de octubre de 2010

"Tasio", Armendáriz, y los furtivos de la Sierra de Urbasa.



Corren los primeros años de la democracia y Montxo Armendáriz, uno de los más prestigiosos directores de cine del País Vasco, está rodando un documental sobre los carboneros alaveses. Se hace amigo de uno de ellos, Tasio. Este hombre sobresale sobre la masa. En una época en que los campesinos dejan las aldeas y se van a las ciudades del industrializado extrarradio de Bilbao o Vitoria, él se queda. Lo hace como una seña de identidad.



Entre mordiscos a un bocadillo, Tasio le explica a Armendáriz lo que fue el principal fundamento de su vida: el furtivismo.



Entendemos, por los documentales de la Segunda Cadena, que un furtivo es una persona detestable, que mata animales escasos para comerciar con sus pieles y sus huesos. Pero en Kampezu y la Sierra de Urbasa, el furtivo es un hombre pobre que subsiste como puede gracias a los recursos del bosque. Los guardias forestales franquistas los dejaban hacer porque mantenían limpios de maleza los montes.



Entre las actividades de los furtivos de Kampezo estaba la recolección de frutos, la caza del jabalí, la pesca de truchas y cangrejos, la recolección de huevos de pájaros y setas, y la captura de los lirones - también llamados mixarros, en el País Vasco- dentro de las hayas viejas.



Moncho Armendáriz traduciría la fascinación por el mundo de Tasio en la película homónima. Se la recomiendo.


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