jueves, 1 de septiembre de 2011

Hay vida antes y después del porno.



En una ocasión, mi jefe me pidió que contase lo que hacían los actores del cine para adultos antes de trabajar en esa industria. Borré esa entrada, pero creo que, con un poco de suerte y mi memoria, que no es tan mala después de todo, puedo reconstruirla.
Nacho Vidal fue militar profesional y boxeador ocasional, la oveja negra de una familia tronada de Mataró de la alta burguesía. Por su afición a los ambientes nocturnos no se esperaba demasiado de él, pero a pesar de todo, ha recuperado la cuota de mercados con su trabajo en el Café Bagdab y sus cintas para adultos.
Toni Ribas conducía una camioneta de mudanzas. Max Cortés era tapicero. Rocco Sifreddi - en realidad se llama Rocco Tano- servía comida en el restaurante de sus hermanos, y por entonces, su mayor aspiración era ser modelo masculino. Tenía madera para ello.
En cuanto a lo que hacen después de su paso por esta industria, es de lo más variado. Laura St Claire se dedicó a cantar en los escenarios pop. Lucia Lapiedra- con la que no simpatizo- aprovechó para crear un personaje propio y confundirlo con el real para sacarlo a pasear por las tertulias rosas y los programas de telerrealidad. Es discutible, pero por lo menos se supone que si lo haces bien nadie sale herido.
Otros siguen vinculados a la industria del porno de un modo u otro, por ejemplo Dunia Montenegro, pero tras las cámaras. Algunos fundan sus propias agencias como Toni Rivas.
Y están los dramones. Quiero traer aquí a la memoria la historia de Karen Bach, cuyo nombre artístico era Karen Lancaume. Se metió en el negocio con su pareja porque tenía deudas y grandes sueños, de los que solo se consiguen con una fuerte inversión de dinero. Desgraciadamente, todo quedó empañado. Este trabajo pone a prueba los matrimonios y los noviazgos. Todo se vuelve diéz veces más complicado, por lo que la relación se rompió.
Karen nunca se recuperó del todo. Comenzó noviazgos condenados al fracaso, rompio con la industria y filmó una película pseudofeminista llamada "Baise- moi". El título está en francés y no lo pienso traducir. La cinta cuenta la historia de dos perdedoras que deciden compensarlo usando a los hombres para el sexo y después matándolos. La directora Coralie Tri- Tigh vendió la cinta como un pastiche feminista al estilo de Thelma y Louise (1991, Ridley Scott), pero indeciblemente más sucia y deshonesta.
Las mantis religiosas jamás han sido feministas, solo revanchistas con los machos de su especie.
Finalmente, Karen se suicidó. Se supone que la pornografía es para distraerse. Si alguien resulta dañado, fracasa. Nadie debería terminar así.
Tengo una amiga vidente y había leído en alguna parte que los suicidas lo pasan mal hasta que acceden al mundo del espíritu. No debería leer esa literatura. Me sienta rematadamente mal, pero pagué una vela blanca para asegurarme que ella estaba mejor.
La vidente me dijo que sí, que ahora estaba en orden. Si ya me he creido docenas de cosas antes y me he aferrado a elllas, no veo por qué no puedo aferrarme a esta.
Estés donde estés, Karen, para mí sigues siendo una estrella.

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