Esta cinta de 2001 era un proyecto de Stanley Kubrick, una versión emocional, a veces cruel, del cuento de Pinocho.
El calentamiento global ha inundado extensas porciones del planeta durante la segunda mitad del siglo XXI. La gente usa unos robots que razonan igual que las personas, los mechas, en contraposoción con los orgas, los seres humanos engendrados. Es un mundo cruel el del siglo XXI, según lo que muestra esta película. Un mundo donde la gente crea robots con la capacidad de amar ya que no pueden garantizar ese sentimiento en la mayoría de las personas. Los robots no tendrán demasiada imaginación pero tampoco pueden imaginar la maldad.
Una fábrica promociona un robot infantil capaz de amar, que pone en manos de un empleado y su familia. Los roces con el hijo orgánico y los otros niños, la lucha de la madre entre destruirlo o conservarlo, ya que el robot (Hail Osment) la ama sin condiciones, de una manera abrumadora, y la maldad intrínseca del mundo exterior marcan la película.
Acompañado por un osito robot (Pepito Grillo) y por un Mecha adulto, el robot de placer "Gigoló Joe"(Jude Law), evitarán los peligros de la feria de la carne, donde los humanos destruyen los robots porque son tan reales que ya dan miedo. El robot infantil se salva porque suplica por su vida, algo inesperado por parte de las máquinas.
Y los tres robots partirán en busca del propósito de la existencia de lrobot infantil, el amor dedicado a su madre, un viaje que "Gigoló Joe" no concluirá, a través de las eras, hasta un futuro donde la maldad intrínseca de los humanos y las bajas temperaturas han puesto fin a la existencia de los seres orgánicos sobre la tierra. Y el robotito cumplirá su sueño, podrá escuchar por una sola vez, durante menos de 12 horas, a su madre decirle que le quiere, y probar el sabor de ese premio para el resto de la eternidad.
Emotiva. Tuvo un escaso e inmerecido escaso exito en taquilla, pero vale la pena.
Trailer:
https://www.youtube.com/watch?v=ECGnWoQgz6Q
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