jueves, 2 de enero de 2014

Atrapados en el hielo.

El Akademik Sholkalskiy es un rompehielos ruso que ha saltado a las páginas de actualidad hace poco. Ha tenido la mala suerte de quedarse atrapado en el hielo estas Navidades. Como tengo mi corazoncito y mis ansias de explorador intactas envío al lector esta semblanza de embarcaciones que corrieron una suerte similar, con diversas consecuencias.

La expedición de Barents.

El explorador holandés buscaba el Paso del Noroeste en 1596 cuando su barco se quedó atrapado en los hielos. Sus hombres sobrevivieron comiendo osos polares y zorros árticos. Finalmente salieron a mar abierto, pero una semana después Barents moría.



La expedición de Franklin.

Esto tampoco acabó bien. Los 128 miembros de las tripulaciones del HMS Terror y el HMS Erebus murieron. Cinco años después, el Resolute, un barco que había sido enviado por el Gobierno inglés  en busca del paradero de Franklin encalló en las mismas aguas. Sus hombres lo abandonaron pero por una ironía del destino, poco después se liberó del hielo. Derivó unos 1000 kilómetros hasta que lo rescató un ballenero norteamericano. Con la madera de sus mástiles se fabricó un escritorio para el presidente de los Estados Unidos ( de entonces).

El Jeannete.

Esto tuvo consecuencias. El desastre de la Jeannete de 1879 hizo que la opinión pública estadounidense se preguntara seriamente si valía la pena usar el dinero del contribuyente en exploraciones polares. En 1888 se fundó la National Geographic Society en un intento de explicar a la población que el dinero destinado a instituciones académicas y exploraciones no era necesariamente dinero tirado.

La expedición de Shackleton.

En 1914 a los exploradores no les quedaba nada que hacer en el Polo Sur. ¿Nada? Sir Ernest Shacleton no opinaba del mismo modo. Quería atravesar la Antártida de un extremo a otro. No lo logró.
Cuando su barco, el Endurance, quedó atrapado en el hielo, y, posteriormente, aplastado por él, tuvo que poner toda la carne en el asador para devolver a sus hombres a la civilización. Promero los condujo con los botes salvavidas hasta la Isla Elefante y más tarde se embarcó hasta las islas Georgia del Sur para pedir ayuda. No perdió a nadie.



"Para un viaje rápido espera a Amundsen. Para un buen trabajo científico confía en Scott. Pero cuando las cosas se pongan feas, ponte de rodillas y reza para que Shacleton esté presente".

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