martes, 10 de febrero de 2015

THE IMITACION GAME. (2014)

Ayer fui al cine otra vez y constaté que las historias sobre la Segunda Guerra Mundial siguen de moda. Y será difícil que dejen de estarlo. Cumpliré 80 años - si los llego a vivir- y todavía seguiremos viendo un gran número de cintas sobre la Segunda Guerra Mundial cada año.
Parece ser que hemos dejado atrás los campos de batalla y nos hemos centrado en los civiles comprometidos con el frente doméstico. Alan Turing y sus colaboradores luchan desde Betchley Park por descifrar las claves nazis.
La relación que tiene Turing con sus colaboradores es al principio de hostilidad. Para todos los que somos diferentes por una tara psíquica es díficil relacionarnos, expresar cosas que son naturales para vosotros. Y los demás piensan que es que sencillamente es arrogancia. ¿Por qué el genio de las mates no me dirige la palabra? Seguro que es porque se cree meor que yo. !Pues no! Es precisamente por miedo a no estar a tu altura, listo.
A ratos, cuando se mostraba la relación de Turing con la que bien pudo ser su esposa Joan Elizabeth Clark me recordaba al John F. Nash de UNA MENTE MARAVILLOSA. Aparte de a mí mismo, que no soy criptógrafo, ni homosexual - espero- ni estoy inventando la informática pero sí soy Asperger. Tartamudeos al hablar, excentricidades como pasearse por los jardines del complejo de espionaje en bicicleta con una máscara de gas, no por cuestiones militares, sino por su alergia al polen. Y la famosa costumbre de encadenar la taza de café o el tazón del agua al radiador para que el contenido no acabe en otro estómago.
BENEDICT CUMBERBATCH interpreta al padre de la teoría computacional Alan Turing.

PARA VER:
https://www.youtube.com/watch?v=5XvvYvx1Gsc

Nota:
  1. Turing llama a su máquina Colossus, no Christopher, como su amigo de la infancia.
  2. La Familia de Turing corobora que Alan y Joan Elizabeth Clark estuvieron a punto de ser marido y mujer, pero que la muchacha era más sencilla que la que interpreta Keira Knighley, y la relación fue más superficial. No están de acuerdo con su interpretación.
  3. Es cierto. 49.000 homosexuales fueron castrados quimicamente entre 1885 y 1965. Luego hubo una revolución sexual, solo que Turing no se benefició de ella porque se había suicidado con una manzana con cianuro. La castración química afectó a su aspecto -desarrolló mamas, como cuando padeces ginecomastia- y a su capacidad para dedicarse a las matemáticas abstractas. Destruyó su carrera y su vida.

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