jueves, 3 de septiembre de 2015

Matar a Trotsky.

"Seré asesinado por uno de los de aquí, o por uno de mis amigos de fuera, pero alguien con acceso a la csa. Porque Stalin no puede perdonarme la vida", confesó León Trotsky a Eduardo Tellez, periodista de El Universal, semanas antes de que Ramón Mercader, hijo de un empresario catalán y una estalinista fanática, le matara con un piolet. Era el 21 de agosto de 1940.
Trotsky había sido uno de los líderes de la Revolución Rusa y uno de los organizadores del Ejército Rojo. Tras la muerte de Lenín en 1922, dijo que una casta burocratizada había sustituído a los funcionarios del zar y que la revolución rusa sería aplastada si no se les paraba los pies a los oligarcas del Kremlin.
Stalin era un paranoico que veía conspiraciones en cada crítica o disentimiento en las posturas oficiales, pero en su papel de dictador tenía sus rrazones para temer a Trotsky, ya que este podría volver a Rusia algún día, aupado porr las potencias occidentales, y disputarle el puesto.
Trotsky, por su parte, había peregrinado por media Europa y Turquía. Había hallado un refugio permanente en Coyoacán (Ciudad de México) en un chalé conocido como La Casa Azul, residencia del muralista Diego Ribera y la pintora Frida Khalo. Allí, "Piochitas", como le llamaba cariñosamente la Khalo, esperaba encontrar la serenidad para enfrentarse a los excesos de Stalin dentro del movimiento revolucionario comuniista internacional.
Stalin respondió con la Operación Utka - "Pato", en ruso-, que era una campaña de desinformación y descrédito, normalmente empleada para desacreditar a los enemigos del Régimen.
"Piochitas" y su anfitriona, Frida Khalo mantienen una relaión amorosa de unos meses. Frida se había embaracado en aquella relación como una venganza contra Diego Ribera, del que se separó poco después. Trotsky escribió cartas de arrepentimiento a su esposa, Natalia Sedova, y volvió al hogar con la esperanza de no haber dañado irreversiblemente su relación.
La pareja de Natalia y León Trotsky se instala en una casa de la Avenda Viena. Los agentes encargados de la Operación Utka están ya en Ciudad de México. El muralista Siqueiros orgeniza un atentado con 20 tiradores con metralletas Thomson. Ametrallan la casa pero no le dan a Trotsky ni a ninguno de sus colaboradores. Iosif Grigulevich, un estalinista muy activo durante la Guerra Civil Española, verdugo activo del movimiento republicano POUM, informa del fracaso a sus enlaces en la embajada rusa.
Stalin ordena un segundo ataque. Está vez lo cometerá Ramón Mercader, hijo de Caridad Mercader, una fanática que purgaba con sus obsesiones y odios políticos un matrimonio temprano, con 16 años. Mercader seduce a la trotskista norteamericana Sylvia Agelloff, cuya hermana era colaboradora de Trotsky. Eso le dio pasaporte al interior del círculo de allegados al revolcionario ruso.
Ramón Mercaader se disponía a dar su golpe de mano. Excusando un día frío, llevava dentro del abrigo una pistola y un piolet. Le entregó a Trotsky un artículo con la excusa de que el revolucionario debía corregirlo. Cuando más concentrado estaba en el texto "Piochitas", Mercader sacó un piolet y le golpeó con la parte puntiagula la cabeza.
"El hombre se puso a chillar como un cerdo al que estuvieran degollando", recordaria Mercader. Los hombres del servicio de protección entraron en el despacho de Trotsky y sujetaron al catalán. Mas tarde, tras atender al jefe y llamar a la casa de socorro, le darían a Mercader una soberana paliza.
Mercader, entregado a la Policía Federal, fue careado con Sylvia Ageloff, en una conversación que terminó entre reproches y gritos. Silvia le diría al juez que Mercader era un canalla que la había utilizado para acercarse a Trotsky y acabar con él. Durante un tiempo, las autoridades mexicanas consideraron a Sylvia complice necesaria de los acontecimientos de la Avenida Viena, hasta que se convencieron de que ella también había sido una víctima y la dejaron libre.
Stalin lideraría su país durante la invasión de los nazis y falecería solo como consecuencia de una purga en la que mandó a Siberia a sus médicos personales judíos, en 1953. En 1956, durante el XX Congreso del Partido, el camarada Jrushchov acusó a Stalis de haber encabezado un movimiento de culto personal, de haber deportado pueblos enteros y de haber falsificado la Historia del Partido Comunista.
El cuerpo de Stalin fue inhumado fuera de los muros del Kremlin. Mercader  en esos momento se pudría en una cárcel mexicana. Fue excarcelado el 6 de mayo de 1960, se le concedió la medalla de Héroe de la Unión Sovietica y falleció en 1978.
Todavía un expatriado español recuerda una conversación casual con Ramón Mercader de esos años, en las escaleras de su imueble.
_!Cómo nos han engañado!, ¿eh, Ramón?
-A algumos más que a otros, Pedro. A algunos mas que a otros.

PARA VER:
Trailer de la película de 2016 EL ELEGIDO de Antonio Chavarrías. Coproducción hispano mexicana.
https://www.youtube.com/watch?v=u8Q-yR7hQ5s 

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