domingo, 28 de agosto de 2016

Elizabeth Eckford y Hazel Bryan; las dos caras de América.

Elizabeth. negra, quería ir al instituto. Hazel, blanca, no estaba dispuesta a permitirlo. Y el primer día de escuelaos adolescentes protagonizaron una de las fotografías más memorables de la lucha por los derechos civiles en los Estados Unidos. Sin embargo, ninguna sabía que sus vidas se iban a volver a cruzar varias décadas después.

-!Apaga eso de una vez!- grita Birdie Eckford a su hija Elizabeth. En la televisión se veían a las multitudes blancas, apiñadas y reconcentradas en su odio frente a las inspalaciones del instituto de la pequeña localidad de Little Rock, el colegio al que iba a asistir la adolescente en escasos minutos. Estamos en septiembre de 1957. Nueve estudiantes negros han sido seleccionados para estudiar en una escuela no segregada. El Tribunal Supremo acaba de declarar la educación segregacionista y las llamadas leyes Jim Crow ( por una caricatura de un negro editada en el siglo XIX) como inconstitucionales.
Y Elizabeth traga saliva y parte para el instituto. A ambos lados de la calle hay blancos furiosos que gritan cosas. Los soldados, en lugar de protegerla, la enfrentan al gentío. Enfrente del instituto, uno de los marines le bloquea el paso. Una anciana le escupe en la cara. Como si Elizabeth tuviera la culpa de algo o hubiera tomado la decisión de estar allí precisamente. Todos los blancos de Little Rock estaban en su papel de gente que no acepta las consecuencias de la derrota en la Guerra de Secesión de hace 90 años por parte de sus abuelos. Pero destaca Hazel. 
-!No queremos integración!!Que te vuelvas a casa, a África, negra!- grita con furia.
Hazel tiene mala suerte. El fotógrafo Will Counts, del Arkansas Democrat, la inmortaliza, a pocos pasos detrás de Elizabeth.
A la mañana siguiente las dos chicas acaparan todas las portadas nacionales. Los padres de Hazel deciden que la presión mediática es demasiada e impiden que su hija vaya un solo día a ese instituto. Los nueve estudiantes negros reciben cartas, ya sea de ánimo o de amenaza, pero nadie tantas como Elizabeth.
El trato a los alumnos negros en el instituto oficialmente está normalizado. Pero una agresión con una piedra en el gimnasio indican a Elizabeth que se ha convertido en un símbolo. Si ella se va del instituto por no poder aguantar la presión, los otros ocho lo dejarán en manada, como fichas del dominó. Habrá más ataques y "sabotajes". Elizabeth resistió.
1997. El presidente de los Estados Unidos es Bill Clinton. Es el 40º Aniversario del suceso y la Casa Blanca le ruega a Elizabeth por carta que participe en las celebraciones. Elizabeth lo hace. Allí se encuentra con Elizabeth Jacoway, una escritora que esta redactando un libro sobre las escuelas segregadas.
Propone a Elizabeth Eckford que se reuna con Hazel para una foto sobre la reconciliación de las dos Américas. Las dos se hacen una foto. Hazel resulta ser una mujer culta, a la que su mala conducta de 1957 ha pasado factura moral. Ahora se dedica a tutelar programas para madres solteras negras y ha coqueteado con la política.
Las dos mujeres se visitan con asiduidad. Pero la presión de la comunidad, esta vez la negra trabajadora, contra Elizabeth, por "hacer creer que las situaciones de discriminación han terminado y que no tienen consecuencias en la actualidad" le pasan factura.
Las dos mujeres asisten a un seminario sobre el racismo. Tras 18 meses, en una entrevista para otro libro escrito por Linda Monk, Hazel dice que no se acuerda de lo que sentía el día de septiembre de 1957. Elizabeth le recuerda que la situación de discriminación sigue vigente, y le siugiere que se ha ganado su perdón con gestos vacíos y buenas palabras. A  Hazel le sienta mal.
Mientras tanto se quiere hacer otro poster de la reconciliación, visto el éxito de la anterior. Los editores imprimen un texto: "La verdadera reconciliación solo puede darse cuando reconocemos nuestro pasado doloroso". Hazel no está de acuerdo. Eso es cierto en el caso de la población negra, pero no representa a los blancos. Ella querría haber escrito:"La verdadera reconciliación solo puede darse cuando nos liberamos de una forma sincera de nuestro odio y pasamos página para siempre".
Las dos mujeres deciden dejar de verse después de esto. Es 1999.
En 2003 unos policías blancos mataron a Eric, el hijo de 26 años de Elizabeth, en un altercado que Asuntos Internos no pudo aclarar. Los policías expedientados dicen que Eric les apuntó primero. Los familiares dicen que Eric tenía un transtorno mental.

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