sábado, 17 de septiembre de 2016

Los nizaríes. La secta de los asesinos.

Fortaleza de Masyaf. (Siria).
Un emisario ha llegado al campamento de Saladino. Afirma a la guardia del guerrero kurdo que el mensaje es solo para los oídos del Saladino, por lo que es conducido hasta su tienda. Allí el emisario solicita que todo el mundo se retire menos Saladino, Sultán de Damasco y uno de los impulsores de la resistencia ante los frany, los temibles caballeros cruzados.
Se quedan dos hombres de la guardia de Saladino.
-Pero, mi señor; el mensaje es solo para vuestros oídos.- se queja el emisario.
-Confío en estos dos hombres tanto como en mí mismo. Puedes hablar.- le incita Saladino.
Entonces el mensajero les dice a los escoltas, mrándoles fijamente a los ojos:
-¿Tanto como en tí mismo? Si yo os ordeno que le matéis a espada, ¿lo haríais?
Respuesta: los dos "hombres de confianza" del sultán de Damasco y azote de los cruzados desenvainan las espadas y las devuelven a sus vainas a una orden del emisario, enviado por el mismísimo Sinan, también conocido como el Viejo de la Montaña, desde la fortaleza de Masyaf, en Siria.
Sinan infiltró espías y asesinos en espera de una orden que podía llegar o no en todas las cortes sunitas. Eran las primeras células terroristas durmientes de la Historia. A diferencia de los terroristas actuales, que cifran su éxito en el número de víctimas civiles, y en el prestigio que derramar sangre da entre los suyos, Hassan Sabbah y Rashid ad-Din Sinan (1135- 1192), los líderes ismaelíes, utilizaban el asesinato solo contra los líderes que suponían una amenaza para los nizaríes.

Los nizaríes es una escisión de los fatimíes, una dinastía y grupo religioso que se hicieron fuertes en el Túnez y el Egipto del siglo XI, hasta que Churkouh, tío de Saladino, los derrocó por orden del sultán de Damasco, Saladino todavía no había derrocado al anterior rey sirio, ni derrotado a los frany en la batalla de Hattin, tras unificar a los reyes musulmanes bajo su liderazgo.
En un ambiente de persecuciones políticas y religiosas, los nizaríes, una secta chiíta se protegían de los ataques de los sunitas desde fortalezas, como la de Alamut, en el actual Irán, un cerro casi inaccesible de 1.800 metros.
Como son ridiculamente inferiores en número, no pueden plantearse ser una fuerza militar en los campos de batalla. Hasta que la comunidad de Alamut elige como Viejo de la Montaña a Hassan Sabbah. Este empieza a entrenar a sus hombres en el cuerpo a cuerpo y en la lucha con armas cortas, como la daga. Un especialista en fuerzas de élite dice que un nizarí tendría que enseñarle mucho sobre la lucha cuerpo a cuerpo a un soldado de élite del siglo XXI, porque la mayoría de las veces tenían que prescindir del arma corta para dominar a sus víctimas. Los Delta Force o los SEALS dependen demasiado de la tecnología.
El primer enemigo abatido es Al Mulk, un gobernante sunita, y un rigorista islámico muy peligrosos para los nizaríes en 1092. El asesino llegó hasta él haciéndose pasar por un místico sufí. Convivió con él y le dió consejos religiosos.
50 años más tarde Saladino sufrió varios ataques. De uno se salvó porque llevaba cota de malla, del segundo se salvó a causa del adiestramiento de su escolta y el tercero, puede que ni fuera un ataque sino una maniobra para asustarle. El cuarto es el descrito arriba, y el objetivo es el mismo.
El asesino del tercer ataque clavó una daga en un panecillo sobre la mesita de campaña junto a la que dormía el guerrero kurdo con una carta destinada a él:

"Los nizaríes no tememos la muerte. Te derrotaremos desde dentro de tus filas. No nos amenaces con la muerte porque nos entregamos a ella con regocijo".

El único líder cristiano muerto fue el señor cruzado de Tiro, Conrado de Monferratto.Ocurrió en 1190. Este hombre aspiraba a convertirse en rey de Jerusalén tras el declive de Guy de Lusignam. Cometió el error de apoderarse de una nave nizarí atracada en Tiro y confiscar su mercancía, a pesar de que Sinan solicitase la restitución de la mercancia. Dos asesinos, vestidos con ropajes de monjes cristianos, lo apuñalaron en un callejón oscuro, cuando volvía a casa después de un banquete en casa de un amigo.
Capturado uno de ellos, días después, aseguró bajo tortura que Ricardo Corazón de León había pagado para quitarlo de el medio. Pero, como sabe todo el mundo, bajo tortura todos hemos matado a Kennedy. Otros historiadores opinan que en realidad, tras los puñales está el oro de Saladino, que no quería perder influencia en la región costera de Tiro bajo un aspirante a rey de Jerusalén fuerte.

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