sábado, 10 de junio de 2017

EL MENSAJERO DEL FUTURO, de Kevin Costner. (1997)

Esta película ha sido injustamente, a mi entender, vapuleada por la crítica y el público. Por lo visto a la gente le da bascas ver a carteros hacer juramentos patrióticos y pasearse al galope con banderas de los Estados Unidos. De lo que habla la película es de cómo encontrar vínculos en común para reconstruir lo arrebatado por una guerra nuclear. Y del enfrentamiento entre las dos Américas: la de la gente tolerante y progresista y la de los que creen que les va a quitar alguien sus cuatro cachivaches y lamenta no tener suficientes armas.

Costner interpreta a un vagabundo que se pasea a caballo por un mundo postapocalíptico. Se gana la vida a duras penas recitando a Shakespeare por los pueblos. Hasta el día en que es capturado por los holnistas, un grupo de paramilitares dirigidos por el sádico General Bethelem. Allí Costner recibe un adoctrinamiento fascista y se le enseña a atacar a los habitantes paçíficos de las aldeas de alrededor.
Pero Bethelem no puede controlarlo todo y Costner escapa. Se encuentra con los restos de una camioneta de reparto de correo y se pone un uniforme de cartero. Cualquier cosa con tal de no llevar los emblemas holnistas.
En el primer pueblo se hace pasar por un cartero para poder comer caliente. Reparte algunas cartas. Los habitantes del poblado le entregan otras y él acepta este nuevo método de comer caliente, que preve temporal. A los pocos meses hay un Servicio de Correos muy parecido al Poney Express en la región, la gente vuelve a recuperar el orgullo y la esperanza. Bethelem empieza a planear medidas para atajar tanta alegría.

Parece una película simple pero no lo es. Por un lado se nos muestra que algo tan importante como la capacidad de crear vínculos entre las personas es necesario para mantener la civilización. Es el colectivismo en su faceta buena.
En cambio Bethelem representa la violencia y la ley del más fuerte. Es incapaz de producir nada por sí mismo y todo lo que consigue lo hace quitándoselo a otros. Luego se especula que en la vida de antes del cataclismo nuclear era un empleado subalterno, un tipo al que los demás sólo miran para darle órdenes. Por supuesto, Bethelem odia los Estados Unidos porque ninguna de sus habilidades le permitirían destacar en una sociedad vertebrada.
Cuando el enfrentamiento entre los campesinos y granjeros y los holnistas estalla en una especie de batalla rudimentaria, el Cartero y Bethelem  se enfrentan en un duelo singular. El jefe de los Holnistas le espeta al Cartero: "No crees en nada y por eso vas a perder". Costner contesta: "Creo en los Estados Unidos" Claro que no se trata de los Estados Unidos de los que hablan por la tele sino de la civilización y de sus instituciones públicas, de los que nos convierte en una comunidad resistente, más allá del carisma de los líderes del momento.
Debería servir de lección a los aspirantes a terroristas. ¿Os habéis fijado que el único que se siente a gusto en el campamento holnista es un joven retrasado feliz por verse incluido en la dinámica de un grupo con un objetivo común, aunque sea la panda de descerebrados de un señor de la  guerra?

PARA VER.
El trailer en versión original:
https://www.youtube.com/watch?v=BC8FxxvXYTY 

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