Un blindado recorre las calles de Berlín en la primavera de 1945, sorteando las bombas rusas, para traer al Führer el funcionario que necesita. Es un miembro del Registro Civil, que ha sido separado temporalmente de las milicias civiles para que oficie la boda de Hitler con Eva Braun. Después de la ceremonia los novios se retiran a una habitación del bunker, se les escucha discutir por la necesidad de utilizar las píldoras de cianuro de Eva con Blondie, la perra pastor alemán del Führer y luego consuman su suicidio. Él usa una pistola. Eva teme quedar desfugurada y se envenena con las pastillas.
Los historiadores consideran que Eva tuvo poco peso en los acontecimientos que provocaron el auge y la caída del nazismo. La historiadora Heike Görtemaker opina que se equivican. No era una "rubita estúpida" que prefiriera vivir con los ojos cerrados. Nadie convive con Hitler en un ambiente tan viciado como el de la Cancillería si no comparte los conceptos ideológicos de la mayoría. No llega a los extremos de Magda Goebbles, una fanática que mató a sus seis hijos, "porque la vida sin el nacionalsocialismo no merece ser vivida", pero Hitler debió compartir con ella parte de sus planes.
Hitler conoce a Eva Braun en 1929 en el laboratorio fotográfico de Heinrich Hofmann. Es su ayudante y modelo ocasional. Hitler queda prendado de ella, pero el suicidio de su sobrina Gelli Raubal y el incidente con una adolescente llamada Unity Mitford, que se disparó con una pistola al poco de declarar Alemania la guerra a Inglaterra le hacen ser prudente en lo tocante al trato con las mujeres. No quiere escándalos, En su ascensión al poder pueden ser letales para una carrera política.
Inician la relación. Pero Eva es una mujer insegura y se siente abandonada por lo poco que ve a Hitler a causa de unos compromisos políticos que le llevan de una parte del país a otra. En 1932 trata de suicidarse con la pistola de su padre. Hitler deja todo lo que está haciendo y la visita en el Hospital, donde llega con un gran ramo de flores. No la abandona hasta que le dan el alta. El segundo intento tuvo lugar en 1935. No llegó a consumarse, pero la Braun envió a Hitler su intención de tomarse 25 sonníferos si no obtenía más atención. Hitler tomó nota y redujo el ritmo de sus apariciones públicas.
Conseguido el poder, Eva Braun se convierte en la señora de la residencia de verano de Berhof. Hitler, que otra cosa no tendríá pero sabe ser galante con las mujeres, prohíbe a su camarilla de colaboradores hablar de política delante de ellas. Los temas habituales de los hombres en Berhof son la caza, los deportes, las prestaciones de los coches, los cuidados de los perros y la moda. Eva braun termina las veladas nocturnas con un "!Qué tarde es!", y el Führer se va a la cama poco después.
El hecho de que Eva Braun haya pasado a la Historia como una frívola rubita tonta es debido a que los jerarcas nazis supervivientes trataron de descargar de responsabilidad en los horrores del nazismo de sus mujeres para protegerlas en un futuro incierto.
En cuanto a la imagen del Hitler asceta que no mantiene relaciones sexuales es falsa. Al menos fue sorprendido en una ocasión por Reinhardt Spitzy, adjunto del Ministerio de Exteriores y nazi ferviente. En otra ocasión Eva Braun estaba mirando una fotografía de Neville Chamberlain sentado en un sillón de la residencia de Hitler en Munich. "!Pobre hombre! Si supiera la historia que tiene ese sillón..." comentó relamiéndose con la lengua.
Para saber más:
Hitler: 1936-1945, de Ian Kersaw. Ediciones Península (en español).
EvaBraun: Leben mit Hitler, de Heike Görtemaker. C.K.Beck (en alemán)
Para saber más:
Hitler: 1936-1945, de Ian Kersaw. Ediciones Península (en español).
EvaBraun: Leben mit Hitler, de Heike Görtemaker. C.K.Beck (en alemán)
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