domingo, 11 de febrero de 2018

MOLLY´S GAME, de Aaron Sorkin. (2018)

Los hombres somos lo puto peor, y lo digo yo que soy hombre. Hay algo malo en la testosterona que hace que busquemos la mejor manera de competir. Si los egos no están en juego no hay razones para que no practiquemos juego sucio entre nosotros.

Molly Bloom (Jessica Chastain), una muchacha de Colorado de 26 años, lo descubre por las malas a partir de 2004. De hecho se ve arrastrada al mundo masculinizado de las partidas de póker con hombres hambrientos de poder y control. Se queda por las propinas de 3000 dólares por timba, pero pronto esos hombres le demuestran que pueden desecharla. Dar y quitar arbitrariamente. Esa es la clave del poder.

Desechada en Los Ángeles por el Jugador X - que es una mezcla de Ben Affleck, Leonardo Di Caprio y Tobey Mac Guire- se instala en Nueva York. En realidad, los actores de Hollywood quieren pardillos a los que desplumar. En la vida real, el detonante de la ruptura entre Mac Guire y Bloom fue que el hombre quiso humillar a la organizadora de las partidas. Molly tenía que vocalizar como una foca a cambio de una ficha de 1000 dólares. "Estoy segura de que cuando no hay cartas ni fichas por medio, Tobey es un gran padre y un excelente esposo, pero en las mesas es un patán capaz de lo peor", diría de él más tarde Molly Bloom.

Cuando instala su negocio en Nueva York en 2013 descubre que allí el problema es la Mafia rusa. Unos matones le sugieren un impuesto de protección, a lo que Bloom se niega. La respuesta llega unos días después en forma de paliza y amenaza de muerte. Molly ha empezado a tomar drogas para resistir en ese ambiente hostil, donde la codicia, los egos y las humillaciones son el pan de cada día. Se queda quince días en su apartamento, porque sabe que no podrá rechazar la oferta de los mafiosos. Cuando se anima a salir, ve en un periódico que los hombres que la golpearon y atemorizaron han sido acosados por el FBI. Estan escondidos o en la cárcel.

Lo malo es que el FBI también ha vaciado sus cuentas y quiere enviarla a la cárcel por cobrar comisiones, lo cual es ilegal en los Estados Unidos. Molly siempre afirmaría que empezó a hacerlo como una forma de cubrir los gastos de los hombres que se gastaban un dinero que no tenían en sus mesas.

La moraleja de esta película es que para jugar sucio - porque es de lo que va el asunto - en un mundo de hombres, con ganancias rápidas y alto riesgo, para medir quien hace pis más lejos, tienes que ser un tío. No porque una mujer no sea ajena a estos juegos, que no lo es, sino que cuando se pierde se hace de una forma muy ruda. Y para perder en un juego de mear lejos tienes que tener pilila. Como decía, los hombres somos lo puto peor.

PARA VER:
https://www.youtube.com/watch?v=9TlPZX-YD8k

No hay comentarios:

Publicar un comentario

El caso Goldman.

  https://www.youtube.com/watch?v=SaR1rGPEE-o En 1969 hace poco más de un año que la utopía libertaria ha muerto tras el fracaso de las aspi...