Y 3) Noguchi y Charles Manson.

10050 de Cielo Drive, un barrio de la jet set de Los Ángeles, durante la noche del 9 de agosto de 1969. La velada está a punto de finalizar. La actriz Sharon Tate, esposa del director Roman Polanski esta tumbada en la cama, como le ha recomendado su ginecólogo, a causa de su embarazo. Duerme solo con un sjetador y unos pantys ultimamente. Le da charla su amigo, el peluquera de las estrellas, Jay Sebring. En el cuarto de invitados, Abigail Folger está leyendo un libro. Su novio, Joyteck Frikowsky dormitaba en el salón.

Ninguno de los cuatro sabe que estos momentos de modorra serán los últimos de serenidad de sus vidas. Cuando amanezca estarán muertos. A las 00:18 un hombre, Tex Watson, y tres mujeres, Susan Atkins, Patricia Krewinkel y Linda Kasabian, penetran en la finca con siniestras intenciones. Portan cuchillos y pistolas. Visten túnicas negras y van descalzos. La masacre puede empezar.

Noguchi visita la mansión al día siguiente con un equipo forense de la Policía de Los Ángeles. Hay charcosde sangre por todas partes y alguien ha escrito con ella la palabra "Piggies" en la pared.

Frikowsky ha sido apuñalado por todo el cuerpo, apaleado y tiene orificios de balas en la espalda. El mismo cuadro de agresión presenta Sebring, al que se le ha cubierta la cabeza con una toalla a modo de turbante. Lo más desolador es que Sharon Tate había tratado de proteger en vano el feto de su hijo replegando las piernas sobre su vientre. Tenía puñaladas en el vientre, la habían golpeado y tanto a Sebring como a ella los habían colgado.

Lo más escandaloso es la pachorra con que investigaron el caso tanto el FBI como el Departamento de Homicidios de Los Ángeles. Por aquella época estaba muy en boga la contracultura en las ciudades de California, y las autoridades veían a los actores como unos niños mimados y antipatrióticos que jugaban con desleales ideas de izquierdas. El Comité de Actividades Antiamericanas no estaba tan activo como durante la Caza de Brujas del senador Mac Carthy pero todavía podía acabar con más de una carrera. En ese clima a todos les pareció de perlas pensar que se trataba de un ajuste de cuentas por un asunto de drogas.

Unas semanas después, el experto en terorismo Frederick Hackner señaló los grupos seudoreligiosos ante otro asesinato tan espeluznante como el de Cielo Drive 10050. Susan Atkins había sido detenida en una redada para amedrentar a los hippies y se jactó de las súplicas por su vida y la de su hijo nonato de "la zorra de Polansky", lo que llevó a la desarticulación de La Familia, una secta en torno a la figura manipuladora del músico frustrado Charles Manson.

Se supone quelos asesinatos estaban planteados para crear una ilusoria guerra racial que ganarían los blancos y convertirían a Manson en un super líder, pero Noguchi cree que el detonante real es más de este mundo realista: Manson estaba cabreado porque los famosos no le hacían caso ni le promocionaban como músico y se quiso vengar.