sábado, 3 de marzo de 2018

María Magdalena, de Garth Davis.

A ninguno de nosotros, criados y alimentados por las garantistas sociedades occidentales del siglo XXI, nos hubiera gustado vivir en la Judea del año 30. Ni siquiera en la Roma del año 30. ¿Cómo es esto? Porque eran sociedades altamente competitivas basadas en la desigualdad social y sexual. Los poderosos podían abusar de los débiles sin tener que justificarse. Incluso hacían ostentación de ello.

Cuando nos encontramos con un personaje como el de María Magdalena vemos un eco de todo esto. Durante siglos ha sido considerada una prostituta arrepentida, alguien sin el status suficiente como para ser una mujer completa mas que por la intermediación de Cristo. Incluso otra leyenda nos la presenta amancebada con Jesús.

¿Que hay de esto? Posiblemente María de Magdala era una de esas mujeres no válidas para el matrimonio ni para los deberes sociales que debía tener una mujer judía de clase alta, aunque pagara de su propio peculio muchos de los gastos de la manutención del grupo de apóstoles. En la Biblia aparece una prostituta que gasta un perfume carísimo en ungir los pies de Cristo, poco antes de su ejecución. Lo hace entre lágrimas, porque Cristo la ha aceptado, no estigmatizado. Es tentador pensar que se trataba de ella pero no es cierto. A esta pobre infeliz ni se la nombra.

María Magdalena era la persona más cercana a Cristo. Apóstoles como Pedro decían que era inadecuado que Jesús de Nazareth pasase tanto tiempo con una mujer si no se trataba de un asunto sexual. Que no querían ser iguales a una mujer. Su presencia levantó ampollas, a pesar de que era la  mujer que les permitía abandonar sus trabajos como pescadores y predicar con su dinero.

Los Evangelios canónicos dicen también que Jesús expulsó de ella siete demonios. Eso pudo significar de todo: desde una depresión tras perder un hijo en el parto hasta el sentimiento de fracaso personal ante la esterilidad. Al aceptarla en su grupo de apóstoles con unas obligaciones y derechos muy similares a las de los apóstoles varones, Jesús la redimió. Cuando San Pedro se quejaba, Jesús decía: "Es preciso que las hembras se hagan varones para merecer el Reino de mi Padre". Aunque esto lo dice en los Evangelios apócrifos.

Algunos estudiosos dicen que María de Magdala debía ser esposa de Cristo. El interesado decía en los Evangelios:"Algunos se hicieron eunucos por amor del Reino de los Cielos". No le interesaba la sexualidad propia. Los estudiosos dicen que los impuestos eran más altos para los hombres solteros. Jesús no podría ser soltero y predicar. Pero lo cierto es que hasta las campañas romanas contra los zelotes como Bar Giorás en 70, y su consecuencia, la segunda destrucción del Templo, un soltero podía predicar en el judaísmo. Los esenios eran célibes, y tampoco le estamos buscando constantemente una compañera sexual a San Juan Bautista.

María Magdalena, por último, mostró mas valor que los apóstoles varones.El día de la crucifixión estuvo presente junto a María y San Juan al pie de la cruz. Mientras los apóstoles varones se escondían o le negaban, ella se quedó hasta el final, apuró un poco de ese amargo caliz del Ungido, de Cristo.

Quizá por esto fue la primera que vio a Cristo resucitado. Dice la leyenda que está enterrada cerca de Marsella en una gruta en forma de aparato sexual femenino. Las mujeres, en un rito un poco extraño, entran en la gruta y piden la fertilidad frotando sus vientres contra las paredes de la gruta. También hay otras fuentes que dicen que está enterrada en una capilla en Vezelay, en la Borgoña.

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