martes, 10 de abril de 2018

La victoria de las mujeres científicas en la Primera Guerra Mundial.

Este año es el centenario del final de laPrimera Guerra Mundial, un conflicto que llevó a la muerte de casi 20 millones de personas. Pero como muestra Patricia Fara en su libro A LAB OF ONE´S OWN, la Gran Guerra también proporcionó a las mujeres la oportunidad de salir de las sombras y mostrarsu valía como científicas, ya sea cavando trincheras, radiografiando soldados heridos en el frente, o inventando explosivos.

¿Cómo de mala era la situación de las mujeres científicas antes de la Gran Guerra?

Pésima. Sólo las escuelas muy buenas daban formación científica a las niñas. Si una muchacha quería asistir a la Universidad tenía que engañar a sus padres, que querían que siguieran una vida convencional. Había muy pocas mujeres universitarias estudiando ciencia. Cuando estalló la guerra muchos hombres salieron a luchar así que quedaron sus puestos vacantes en lugares como los museos, puestos que se apresuraron a ocupar las mujeres. Dorothea Bate, por ejemplo, se hizo cargo de las colecciones de fósiles del Museo de Historia Natural. Pero su sueldo fue siempre inferior al hombre que había dejado su vacante para ella.

En el Imperial Collegue de Londres, Martha Whitely había estado estudiando farmacología, pero cambió su área de invstigación durante la guerra. Cavó una trinchera experimental en los jardines del Imperial Collegue y dirigió un equipo de siete mujeres zapadoras. Incluso provó un explosivo llamado DW- por lo de Doctora Whitely- y fue la primera persona en experimentar con el gas mostaza.

Una de las grandes pioneras sobre las que escribes fue Marie Stopes. Háblenos de esta sexóloga. 

Es famosa por abrir clínicas sobre control de la natalidad y enseñar a las mujeres adultas, e incluso casadas, cosas sobre sexualidad que actualmente se enseñan a los niños en el colegio. Había muchisimas mujeres que, cuando se casaban, no sabían cómo llevar a cabo un coíto satisfactorio para la salud sexual de la pareja. Y el marido no sabía mucho más sobre el tema. Nadie tenía a su alcance libros sobre los ciclos de la menstración y de la menopausia.

Durante la Guerra, no obstante,Stopes investigó sobre plantas fósiles y el carbón en la Universidad de Manchester. Un estudiante clínico le explicó que una mujer había acudido a una consulta médica con un bebé muy enfermo. Todos sus bebés estaban muriéndose a los pocos días de nacer. El ginecólogo la animó a seguir intentándolo. Pero el estudiante se dio cuenta de que la mujer había contraído la sífilis, y esa era la razón por la que todos sus bebés no sobrevivían.

Algunas de estas extraordinarias mujeres sirvieron en el frente, ¿verdad? Háblanos sobre Helena Greichen.
Supe de ella porque el abuelo de alguien todavía esta vivo y me dio una máquina portatil de Rayos X. Este anciano me dio acceso a toda su correspondencia. Era una mujer de clase alta, con una retahíla de seis apellidos, prima lejana de la reina Victoria.

Helena y un amigo se fueron el frente italiano. Este es un frente del que no se habló mucho en las conmemoraciones del primer centenario de la Primera Guerra Mundial en 2014. Mientras Helena estuvo en Italia, tomó miles de radiografías de soldados que habían encajado balas en el cerebro y en otras partes del cuerpo.

Cuando terminó la guerra volvió a las actividades artistícas, pero como Helena recalco,cuando se sintio verdaderamente libre fue, paradojicamente, en Un lugar que ninguno de los hombres relacionarían con la libertad: las trincheras italianas. Eso a pesar de que, como otras mujeres que trabajaron en el frente, había muchas incomodidades y ella misma tenía quemaduras a causa de la radiación. 

¿Prefieres un puñetazo en un ojo o una WAAC en las rodillas? Era una broma estándar en la Primera Guerra Mundial. Háblenos sobre el chauvinismo masculino en el Cuerpo Auxiliar del Cuerpo Femenino y la delirante discusión sobre los uniformes.
La ropa siempre ha sido un modo de reprimir y ejercer presión sobre las mujeres. Las WAAC se enfrentaban a las mismas balas que los hombres, aunque fuera en la retaguardia, mientras hacían labores de oficina o curaban a los enfermos. Hacían un trabajo de hombres, pero muchas mujeres civiles decían que en realidad no eran mas que prostitutas que se alistaban para tener un acceso más fácil a sus clientes. Sin comentarios.

Siempre hubo un debate sobre que longitud debían tener las faldas de los uniformes, si debían tener bolsillos a la altura de los pechos, qué insignias debían llevar y dónde. Pero a las WAAC llevar pantalones después de una vida llevando corsés y enaguas les parecía terriblemente liberador.

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