viernes, 4 de mayo de 2018

Pizarro.

 Redujo a todo un imperio con apenas 168 hombres y le ofreció Perú a la Corona española. Pizarro siempre ha estado a la sombra de Hernán Cortés como conquistador. Una nueva biografía equipara a estos dos célebres extremeños.


En el siglo XVI España es un país católico con lo que conllevaba como sociedad cerrada y falta de oportunidades a los que nacían sin ellas. Pizarro era el hijo ilegítimo de un hidalgo por lo que en España sólo le esperaba la profesión de posquerizo. El futuro estaba allende las olas, en el Nuevo Mundo.

Nadie se pone de acuerdo cuando Pizarro llegó a América. Unos dicen que llegó a La Españole en 1502 con la flota de Nicolás de Ovando. Otros historiadores dicen que llegó dos años después, en 1504.

Pizarro se convertiría en el gobernador de un reino llamado Nueva Castilla en 25 años, y recibiría del emperador Carlos V el título de marqués. Proporcionó a las arcas españolas más oro y plata que Cortés, pero es menos famoso porque su campaña militar fue más corta y un propagandista como Díaz del Castillo estaba en México no en Perú.


El Imperio Inca se remonta al 1100 después de Cristo. Su mayor auge se produjo durante el reinado de Huayna Capac (1493-1525), cuando abarcaba los actuales Perú, Ecuador, Bolivia y el norte de Chile. El Inca, llamado también el Hijo del Sol, gobernaba un país de agricultores, ganaderos de llamas y alpacas y pescadores en una región montañosa.

En noviembre de 1532 los españoles llegan a la ciudad amurallada de Cajamarca, en medio de una guerra civil que enfrenta a los hijos de Huayna Cápac. Atahualpa gobernaba el norte desde Cajamarca. Su hermano y rival, Huáscar, gobernaba desde Cuzco, al sur. La guerra civil inca facilitó las cosas a Pizarro. Un par de años más tarde y se hubiera encontrado con Atahualpa como Inca de un territorio unificado, en un territorio difícil.

Hubo otros factores como las enfermedades del hombre blanco como la viruela, que diezmaron las poblaciones y acabaron con la vida del propio Huayna Cápaz en 1525. Otro factor es que algunos pueblos sometidos, como los chancas, colaboraron con los invasores españoles a cambio de una pretendida libertad.

En Cajamarca esperaba Atahualpa con 10.000 guerreros armados con macanas y garrotes con cuchillas de obsidiana. Pizarro pidió parlamentar por lo que los arcabuceros españoles pudieron  penetrar en la ciudad ytomar posiciones en callejones y tejados estratégicos. Atahualpa cometió el error de aceptar parlamentar.

Salió del recinto amurallado en una gigantesca litera llevaba por porteadores. Un fraile le mostró la Biblia que el arrojó al suelo mientras mascullaba: "Inti - el dios Sol- aún vive". Pizarro aprovechó para dar orden de disparar contra la multitud reunida. No se sabe la cantidad de incas muertos a manos de los cascos de los caballos, los aceros y los disparos. Unos hablan de 10.000. Otros historiadores hablan de 4.000. Pero todo esto son especulaciones. Los porteadores murieron acuchillados por los estoques españoles y Pizarro recibió un corte en la mano tratando de evitar que hicieran lo mismo con Atahualpa.

Días antes, Atahualpa había derrotado a su hermano Huáscar en Cuzco. Había dado orden de matarlo a él y a toda su familia. Pizarro lo condenó por ese crimen y por su negativa a aceptar al Dios cristiano.

Atahualpa ofreció oro, plata y la mano de su hija a Pizarro en un intento de salvar su vida. Fue en vano, pero Quispe Sisa fue bautizada como Inés Huaylas. Pizarro tuvo don hijos con ella:: Francisco Pizarro Yupanqui y Gonzalo, que murió joven.

Pusieron a Túpac Huallpa, un hermano de Atahualpa como monarca títere, pero fue envenenado a los dos años. Manco Cápac se puso al frente de un ejército de leales y resistió desde lo más recóndito de las montañas durante años.


Los conquistadores no tardaron en matarse entre ellos en luchas intestinas. Pizarro había dejado a su lugarteniente, Diego de Almagro, en un bochornoso segundo plano. Los desplantes de los hermanastros del conquistador no hicieron mas que empeorar las relaciones entre Pizarro y Almagro.

Es por esta razón que Almagro se rebela y es derrotado por los pizarristas en la batalla de Salinas, al termino de la cual es ejecutado. Su hijo, Diego de Almagro el Mozo, toma el testigo de su padre.

El 26 de junio de 1541 un grupo de conspiradores almagristas penetra en el domicilio de Pizarro y lo ataca con las espadas roperas. Lo atacan en grupo, dándole muerte. El conquistador de Perú se lleva por delante la vida de tres de sus agresores. Lo último que hace en esta vida Pizarro es mojar los dedos en su sangre y trazar una cruz en el suelo.

Almagro, el Mozo se autoproclama gobernador del Perú, pero en noviembre de 1542 sus partidarios fueron ejecutados por Vaca de Castro. Poco después, Almagro el Mozo es ejecutado por el mismo verdugo que estranguló con el garrote a su padre.

Para leer:

FRANCISCO PIZARRO: UNA NUEVA VISIÓN DE LA CONQUISTA DEL PERÚ.

Esteban Mira Caballos. (Editorial Crítica)


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