domingo, 3 de junio de 2018

La colonia perdida de Roanoke (1588)

Estamos en la cubierta del buque de exploración Hopewwell, fondeado frente a las costas de Carolina del Norte. El gobernador John White observa una columna de homo procedente de la colonia de Roanoke, que supuestamente está esperando su retorno con los suministros desde Inglaterra. Tres años antes, en 1587, se habían quedado en la isla cien hombres, mujeres y niños. Pero el viaje de regreso se había pospuesto una y otra vez a causa del estallido de una g uerra naval con España. Habrá escuchado el lector acerca de la Empresa de Inglaterra.

El 18 de agosto de 1590, White y un grupo de marineros desembarcaron en Roanoke. Según la crónica, vieron huellas recientes, pero no vieron a ninguno de los colonos. Al ascender una colina se encontraron con las letras C.R.O. grabadas en un árbol. Era una clave preacordada. Si los colonos europeos tenían que abandonar el asentamiento original dejarían una señal acerca del lugar adónde se dirigirían. Si añadían una cruz indicarían que la marcha había sido originada por una emergencia.

Al llegar a las ruinas del asentamiento se encontraron con la palabra CROATOAN grabada en el poste de una empalizada medio derrumbada, señal inequívoca de que los colonos se habían preparado para un ataque enemigo.

A pesar de que los planes iniciales de White para su colonia era avanzar 80 kilómetros hasta el interior de tierra firme, Croatoan estaba a la misma distancia pero hacia el sur. Cuando regresó a Inglaterra se encontró con que el favorito de la reina Isabel I Tudor y promotor de la expedición, sir Walter Raleigh, estaba enfrascado en un proyecto militar contra los católicos de Irlanda. Los 115 colonos de clase media quedaban abandonados en una costa lejana - entre ellos Eleanor y Virginia Dare, hija y nieta del propio White-.

En 1609 los británicos fundan una colonia en Virginia llamada Jamestown. El jefe militar de la expedición, John Smit, escucha decir a los nativos que el oeste de las islas Roanoke y Croatoan hay forasteros que visten a la europea.

Una de las teorías es que los 115 colonos se integraron y adoptaron los modos de vida y creencias de las tribus que los acogieron. Los hombres en edad de combatir pudieron haber sido asesinados, pero la acogida con mujeres y niños debió ser óptima.

Cuando el explorador John Lawson visitó la zona en 1701, oyó decir a los nativos de Hatteras que tenían blancos entre sus ancestros," verdad que queda confirmada por los ojos grises que con frecuencia se ven en estos indios y no en otros"

Si los colonos perdidos se mezclaron con los croatoan primero y después con los indios machapunga no dejó de ser una ironía que esto sucediese en el racista sur de los Estados Unidos. Las ilustraciones del siglo XIX mostraban a la jovencísima Virginia Dare como una virgen rubia perdida entre un mar de rostros oscuros de los indios algonquinos. Si Virginia Dare vivió lo suficiente para ser madre sus descendientes ni siquiera habrían sido considerado blancos por las oleadas de colonos esclavistas que ocuparon la zona.

Eso significaría que hubo mestizaje en los Estados Unidos antes de ser una sociedad supremacista blanca y anglosajona. Las crónicas dicen que el corsario Francis Drake liberó a cientos de esclavos negros de las haciendas españolas, muchos presumiblemente musulmanes, y los liberó en Roanoke en 1586. Muchos historiadores afirman que estos afroamericanos se integraron en la sociedad algonquina de las Carolinas.

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