En el fondo submarino reposa unbarco con una historia mítica: el Sirio. Se hundió en 1906 y oficialmente murieron 242 personas. Pero fueron muchas más, porque la mayoría viajaba sin pasaje. Este pecio y otros muchos han covertido stas peligrosas aguas en un increible cementerio.
4 de agosto de 1906. Es la hora de la siesta. El Sirio es un transatlático italiano que ha salido el día 2 de agosto de Génova. Navega a toda máquina, a unas tres millas del Cabo de Palos (Cartagena). Los psajeros oficiales dormitan sentados en tumbonas en cubierta. Otras personas, cuyo pasaje sólo ha consistido en un soborno a las autoriades aduaneras españolas, se hacinan en las bodegas.
El tercer oficial hace unos cálculos sobre una carta de marear y comunica al capitán, Giuseppe Piccone, que el Sirio va a navegar cerca de las costas traicioneras del Cabo Hormigas. El oficial naval temía la presencia del Bajo de Fuera, un montículo de 300 metros, cuyo pináculo solo estaba a 9 metros de profundidad. La típica roca que se subestima y que abre una vía de agua o desfonda una quilla.
Piccone no hace el menor caso de la advertencia y sigue con el rumbo marcado. Espera embarcar más emigrantes en águilas y Málaga antes de cruzar el Atlántico. Tiene 40 años de experiencia en el mar, así que se supone que sabe lo que hace.
La decisión de Piccone fue consideraba la negligencia que condujo a la caástrofe más grave en la navegación civil en aguas teritoriales españolas. El seguro solo se hazo cargo de la repatriación de 252 cadáveres, aunque las fuentes periodísticas de la época hablán de más del doble, teniendo en cuenta a los polizones.
La tragedia del Sirio no es más que un incidente más en el historias de aguas peligrosas del cabo de Palos y la reserva marítima de las Islas Hormigas, un cementerio submarino en el que reposan los restos de más de 50 barcos. Unos fueron víctimas de la orografía: otros, de los submarinos alemanes que infestaban las costas del sur de España durante la Segunda Guerra Mundial. Los U Boat operaban bajo secreto y sin bandera para no ocasionar un conflicto internacional mientras hundían mas naves mercantes que aprovisionaban a Francia y Gran Bretaña. El U 35 hundió en octubre de 1917 cuatro barcos de vapor.
Las tormentas y los accidentes completan el recuento. Ni siquiera la tierra firme es segura. El primer faro de la isla de Hormigas fue literalmente barrido por el viento de levante en 1869. El farero vio como se ahogaban su mujer y tres de sus hijos. Pudo salvar al cuarto.
El Sirio era un buque de 4.126 toneladas, fletado por la Compañía General de Navegación Italiana. Hacía la ruta entre Génova, Brasil y Argentina. Y el 4 de agosto de 1906 el Bajo de Fuera destrozó su quilla. El buque navegaba a 15 millas. El estallido de las calderas se escuchó en tierra.
Piccone y su tripulación actuaron del modo más cobarde que se pueda imaginar. Embarcaron todos en el primer bote disponible y se pusieron a salvo, dejando desvalido al pasaje. Entre los viajeros había empezado una pelea campal a puñetazos y empujones por los aros salvavidas y los chalecos flotantes. Muy pocos sabían nadar aunque se pudiera avistar la costa.
La cantante de zarzuela Lola Millanes pidió insistentemente a su acompañante un revólver con el que poner fin a su vida, puesto que no sabía nadar. Pero la bala no llegó porque en un forcejeo cayó al agua y se ahogó. Su cadáver apareció en Torrevieja, según relata el historiador Luís Miguel Pérez, autor de EL NAUFRAGIO DEL SIRIO.
Desde el puerto de Cabo de Palos, veían estupefacots la tragedia que se estaba desarrollando a conco kilómetros már adentro. La tragedia podría haber sido mayor de no ser por el valor de hombres como Vicente Buigués que enfiló hacia el Sirio con su laúd - una embarcación de vela latina- y amenazó a sus tripulantes con disparar contra el que hablase de o intentase regresar a tierra. Arrió un bote que volcó por la cantidad de gente que intentó abordarlo. Entonces Buigués ordena a su timonel hacer una maniobra casi suicida: utilizar el bauprés de su laúd como pasarela para los pasajeros que siguen a bordo.
Otros pescadores también se acercaron con embarcaciones ligeras de faenar. Los buques de pasajeros y mercantes cercanos se abstuvieron de intervenir.
En total se rescató del Mediterráneo 400 personas. Todos los que saltaron al agua podrían haber sobrevivido si se hubieran quedado a bordo sin hacer nada, porque el buque permaneció a flote dos semanas antes de irse a pique partido en dos.
La indiferencia e impasibilidad de Piccone ante el Tribunal Naval provocaron que los vecinos de Palos casi lo lincharan, por lo que el Cónsul italiano decisio repatriarlo. Moriría de una depresión dos meses después. Actualmente el fondo marino de la zona es un atractivo para los amantes de la fotografía submarina por los numerosos pecios y la exuberante fauna marina local que mora en ellos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario