Las décadas 2000 y 2010 son las de las cintas de superhéroes. No solo estamos explotando las principales franquicias del comic americano sino que estamos creando propuestas interesantes, muy ricas visualmente.
David Dunn, alias el Protector, es un guardia de seguridad a punto de jubilarse, que sale a patrullar en los ratos libres las calles para dar un escarmiento a pequeños rateros. Kevin Wendell Crumb, alias La Horda, es un asesino en serie con personalidad múltiple, capaz de escalar paredes verticales y romper barrotes de hierro con sus manos. Elijah Price, otro supervillano, es un obseso de los comics con el Síndrome de los Huesos de Cristal y la mente de un genio.
Los tres serán encerrados en celdas especiales en el psiquiatrico de Raven Hill, donde una misteriosa doctora tratará de convencerlos, de poner la semillita de la duda, sobre sus capacidades extraordinarias como la superfuerza, la invulnerabilidad a las balas, etc... En realidad esa mujer esconde algo más letal para la vida de todos ellos.
Nigth Shyamalan es un director que auna en esta propuesta terror, fantasía y thriller. La trilogía (EL PROTECTOR, MÚLTIPLE, GLASS) parte de la idea de qué pasaría si existieran personas conpoderes extraordinarios entre nosotros. ¿Cómo reaccionaríamos los demás?¿Huiríamos de ellos?¿Exigiríamos su exterminio, o por lo menos su segregación, como en los tebeos de la Patrulla X? ¿O querríamos ver más allá de lo que aparentan ser?
¿Cómo lucharíamos contra el mal cuando ese mal excede nuestras capacidades de mantener la gente a salvo? ¿A quién recurriríamos?
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