sábado, 9 de febrero de 2019

¿Habrá película sobre Blas de Lezo?

Los del partido conservador Vox están cabreados porque la gente del cine, un bastión de la izquierda, no les haya invitado a la gala de los Premios Goya. Santiago Abascal, el líder de Vox, lanzó una pulla a los cineastas. Quizá no tendrían que suplicar subvenciones al Ministerio de Cultura si se hicieran proyectos interesantes como una película sobre el almirante Blas de Lezo, que salvo a Cartagena de Indias de una invasión inglesa en 1741.

El cineasta Borja Cobeaga ha dicho que nopiensa rodar una cinta sobre un "conquistador demediado". No sé de dónde sacará lo de conquistador, porque eso pertenece a una época bastante anterior para 1741. E incluso para 1570, si nos ponemos a ello.

Entre los partidarios de rodar una película sobre Blas de Lezo se hallan la historiadora Elvira Roca, autora del ensayo "Imperiofobia y leyenda negra". "El cine histórico ha sido particularmente maltratado en España", dice. Y un enojadísimo - aunque debe ser su estado de ánimo normal- Arturo Pérez Reverte cargó contra la "presunta izquierda" que se ceba en las mutilaciones del almirante con chistes y bromas.

Parece que el productor Enrique Cerezo sí quiere llevar la vida del almirante vasco a la televisión en una serie de cuatro episodios, pero se halla el proyecto en estado embrionario.

El personaje:

Blas de Lezo nació en Pasaia (Guipuzcoa) en 1689. Hace una década era un personaje amado y respetado por los escolares colombianos, donde es tenido por un héroe nacional. Herido varias veces en combate, a los 25 años, ya era cojo, tuerto y manco, lo que entre los marineros le valió el cariñoso sobrenombre de "Mediohombre".

En la guerra de Sucesión española luchó contra la flota inglesa que bloqueaba el puerto de Barcelona, por lo que podemos afirmar que apoyaba a los austracistas. Lo hizo mediante el truco de encender paja seca en unos brulotes y avanzar hacia los muelles de la ciudad condal entre las humaradas. También luchó por defender la plaza naval de Tolón contra la flota de Eugenio de Saboya. Venecia se animó a pagar una deuda de dos millones de reales, tras una negativa como una casa por parte del Dogo, cuando los venecianos vieron aparecer la flota española, dirigida por Blas de Lezo.

Como resultado de los Tratados de Utretch, España concedió a Gran Bretaña el privilegio del navío de permiso. Un barco podía desembarcar mercancias inglesas en los puesrtos americanos y cambiarlas por mercancías americanas. Este trato era muy desventajoso para los ingleses que echaron mano del contrabando para comerciar con las colonias españoles.

Uno de estos contrabandistas, Robert Jenkins, capitán de la goleta Rebecca, fue interceptado por el guardacostas Isabela, capitaneado por León de Fandiño. El español cortó una oreja a Jenkins como escarmientos.

"Y decidle a vuestro rey que haré lo mismo con él si a más se atreve", dijo Fandiño. Era 1735.

En 1740 hay un intento de hacer caer en Londres a Walpole, el primer ministro, y se utiliza la prensa para magnificar el incidente de la oreja cercenada y defender la necesidad de conseguir por las armas puertos francos en la America española. Jenkins se presenta en la Cámara de los Lores con una oreja amojamada, que no sabemos de dónde sacaron los partidarios del desquite militar. Wapole cede y ordena a Lord Vernon que prepare una flota de invasión.

En 1741, con 6 fragatas y un mando de 2.800 hombres, Lezo se enfrentó a un enemigo que contaba con quince veces más barcos y un número de combatientes diez veces mayor. El almirante de la Armada Inglesa Sir Edward Vernon contaba con una flota de 180 barcos, la flota de invasión más grande hasta el Día D ( 6 de junio de 1944).

Vernon creía que sería una victoria fácil contra una potencia de segundo orden. Quería establecer una cabeza de puente en Colombia que le permitiera cortar las comunicaciones entre Nueva España, el Virreinato del Perú y la corte de Madrid. No lo consiguió. Los españoles no dejamos de ser españoles y olvidamos en nuestros libros de texto a este valiente almirante, porque nos avergonzamos de nuestras victorias. Los ingleses se avergüenzan de sus derrotas y tampoco, como es lógico, quieren hacer publicidad de un hecho de armas naval tan bochornoso. Prefieren centrar sus películas navales en los corsarios del siglo XVI  como Francis Drake y las acciones de bloqueo continental contra la Armada napoleónica tras la batalla de Trafalgar de 1805.

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