La Kermesse heroíca, de Jacques Feyder (1935)

LA KERMESSE HERÓICA es una comedia ambientada en la Guerra de los Ochenta Años, también conocida en España como Guerra de Flandes. Duró desde 1568 hasta 1648. Los rebeldes calvinistas se rebelan contra el Gobierto autoritario y centralista de Felipe II,un católico. Boom, el lugar donde se enmarca la acción, es un pueblo imaginario de lo que actualmente sería Bélgica. El principal temor de los burgueses del pueblecito es el que suscita la acogida durante las fiestas de Carnaval de las tropas españolas.

El que viene a comunicar la noticia de que un duque viene a hospedarse en Boom es un adelantado malencarado, grosero y escupidor de la cerveza que se le ofrece para aliviar su sed. Es decir, un rudo soldado de los Tercios, contumaz jinete y bebedor unicamente de vino. Frente a él, los burgueses de Boom, en pleno 1616, bien vestidos y educados.

Luego sabemos que estos burgueses varones no desean la presencia de tropas en el pueblo pero no están tan seguros de sí mismos como para fingir la comodidad con lo decretado, por lo que fingen haber muerto todos de repente. Lo que temen estios buenos ciudadanos de Boom son las hambrunas, violencias y saqueos propiciados por la crisis de principios del siglo XVII y los rumores que les llegan desde los principados alemanes, sumidos en la Guerra de los Treinta Años (1618-1648), de cuidades pasadas a cuchillo enteramente por ejércitos a los que no se los avitualló debidamente.

De hecho, el miedo a los españoles caló tan hondamente en las mentes de los Países Bajos, que el Coco no es necesario para que los niños de los Países Bajos y Luxemburgo mojen las sábanas. Una mención al Duque de Alba hace prodigios en Bélgica y el sur de Holanda.

Pero volvamos a Boom. La huída de los hombres producirá una situación de gineceo, dirigida por la esposa del burgomaestre, interpretada por Françoise Rosay. Las mujeres gobernarán el pueblo durante la presencia de las tropas españolas.

Las mujeres organizarán festejos para los Tercios, les darán de comer, les levarán y zurcirán la ropa y les proporcionarán algún desahogo sexual. Aunque es poco probable que esta situación se diera en el siglo XVII, sin escamar al maestre de campo castellano, y sin que los maridos saltan a escena llevándose de allí a sus esposas, la pelicula habla de un mundo en que las mujeres espectadoras ya se están organizando para reclamar sus derechos.

Las mujeres españolas ya votan desde 1933. La República de Weimar había permitido el sufragio femenino en 1918 y en la Bélgica natal de Jacques Feyder en 1919. Por el contrario, en Francia, el momento de ver a las mujeres depositar las papeletas en las urnas se había visto postergado. Ni la derecha la contemplaba como una posibilidad y la izquierda tenía otras rclamaciones más poderosas que hacer. Las mujeres francesas no llegaron a votar hasta terminada la Segunda Guerra Mundial.

El resultado de la gestión de las mujeres de Boom es espectacular. El duque no solo les da las gracias en nombre de sus soldados y oficiales sino que exime a la Villa del pago de tributos durante un año.