martes, 7 de mayo de 2019

Leeuwenhoek descubre los espermatozoides,

Se le ocurrió mirar con lupa su semen y se quedó perplejo al comprobar que había allí unos animalitos alargados atropellándose. Anton Leeuwenhiek, un comerciante holandés del siglo XVII, es el padre de la microbiología. El Instituto Smithsonian le ha rendido tributo.


Año 1677, en el barrio burgués de Deltf, en Holanda. Leeuwenhoek es un prospero comerciante de paños que acaba de hacer el amor con su esposa. También le gusta hacer experimentos con lestes pulidas por él mismo. Así que se anima a examinar su semen y descubre entusiasmado unos "animalculos" provistos de una larga cola que ondulan igual que las serpientes. Y hay millones. De esta manera un hombre sin formación científica acaba de poner la piedra angular de la microbiología.

Leeuwenhoek se había interesado por las lentes para determinar la calidad de las telas que vendía, y para encargar telas más resistentes a las tejedoras. Un día le visitó un estudiante de medicina con la muestra de semen de un enfermo de gonorrea. Mirando con una lente proporcionada por Leeuwenhoek había observado unos pequeños animalculos. El muchacho temía que estos seres pudieran ser los causantes de la enfermedad.

A partir de entonces, Leeuwenhoek empezó a examinar su semen y el ajeno. Estudió el de los perros, el de los conejos e incluso el de un caballo. Los animalitos estaban presentes en todos ellos. Se convirtió en la primera persona en describir la vida celular.

Leeuwenhoek se carteaba con la Royal Society de Londres para describir sus experimentos con microscopios caseros. Pero una cosa es describir los microorganismos presentes en un vaso de leche o en la pata de una pulga y otra es hablar de algo tan escabroso como lo encontrado en su propio semen. Mando la primera descripción de los espermatozoides con una nota en que aclaraba que dejaba a la voluntad del remitente, archivar,publicar o destruir la información. Optaron por archivarla hasta principios del siglo XIX.

Toda esta información confidencial avivó entre los científicos el interés por el origen de los seres vivos a través de la reproducción. Había dos teorías: el ovulismo y el espermismo. En la del ovulismo, el óvulo contendría el embrión y el semen masculino solo le aportaría alimento. La teoría del espermismo es todavía más exótica. El ovulo aportaría alimentos a los espermatozoides, que contendrían en la capa exterior un humúnculo humano. Leeuwenhoek era partidario de la segunda teoría.

El comerciante de paños holandés intentó por todos los medios despejellar un espermatozoide para descubrir al homúnculo. Y no fue el único biólogo de la época en intentarlo. Fracasaron. Lo único que pudieron saber es que en los espermatozoides estaba la clave de la vida.

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