sábado, 8 de febrero de 2020

Buenas noticias para el leopardo de Amur.

El leopardo de Amur camina lentamente por la ladera nevada en busca de una presa. Ve un ciervo sica macho. Roe la corteza de un árbol porque el alimeto escasea durante el invierno en esta región fronteriza entre Rusia y China. El leopardo se agacha, salta desde una distancia de tres metros y derriba al ciervo. Y es que los leopardos sobreviven gracias a una combinación de fuerza y sigilo. 

No obstante eso no basta para hacer frente al poder de los humanos y faltó poco para que se extinguieran. Las causas eran la perdida de hábitat y los cazadores furtivos.

Cuando se habla de leopardos la mayoría de las personas piensan en las sabanas africanas, pero estos felinos se han adaptado a los desiertos, los bosques tropicales y las montañas, como en el Amur. El leopardo de Amur tiene las patas más grandes para no hundrse en la nieve y una capa de pelaje más tupida.

En 2000 los coservacionistas estimaron que no quedaban mas que unos 30 ejemplares en un territorio no mucho mayor que Cantabria. Para poder elaborar un plan para salvar a estos animales había que determinar cómo de grande era el territorio de los leopardos y cómo interactuaban entre ellos. Podían ver las huellas, pero estas no indican si pertenecen a un ejemplar u otro ni qué está haciendo. Ni siquiera cuánto hace que pasó.

Se colocaron cámaras trampa que indicaron una población de unos 30 ejemplares, que se alejaban en busca de presa como los ciervos sica el doble que otras especies de leopardo. Las manchas del pelaje actúan como huellas dactilares. Por eso fue fácil saberlo.

Con estos datos los conservacionistas convencieron a los funcionarios rusos para que crearan el Parque Nacional Tierra del Leopardo de 2.600 kilómetros cuadrados, el doble de su hábitat natural. Se invirtió millones de rublos en patrullas y en excavar túneles debajo de una autopista para que los felinos pudieran cruzarla cuando quisieran sin miedo a un fatal atropello.

Con el doble de territorio para explorar los leopardos se incrementaros. En un recuento de 2015 se contabilizó un total de 84. En 2018 los científicos avistaron una docena de cachorros. Y ahora hay pequeños leopardos de Amur aprendiendo a cazar con sus madres.

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