El 11 de mayo de 2016 un desconocido con una sudadera con capucha esperó a la puerta de su casa a la directora del semanario satírico El Jueves, Mayte Quilez, con la insana intención de romperle la cara a causa del contenido de la última portada.
Si la examinamos, trata con preocupación el creciente aumento ( en 2016) de grupos de exprema derecha. Los manifestantes aparecen como unos zombies babeantes y quizá en esta caricatura consiste el chiste. Ni el niño pretende ser gracioso y la madre expresa la opinión de muchos españoles, entre los que se encuentran los redactores y dibujantes del semanario. De otro modo, no habrían escogido esta viñeta como portada.
Está claro que entre los círculos de la extrema derecha el sentido de la autocrítica y el del humor no están de moda. El incidente de 2021 entre el líder ultraconservador Santiago Abascal y la directiva de El Jueves a causa de unas caricaturas en las que se le satiriza a él y a los miembros de su formación política - la Pandilla Voxura- es una prueba de ello. Abascal habló de esparcir odio cuando algunos de los discursos suyos están muy cerca de hacer lo propio, y no desde la satira, precisamente.
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