Claude Verneuil es el tipico burgués jubilado de provincias que vota siempre por los conservadores, añora a De Gaulle y mira por encima del hombro a los que se diferencian lo más mínimo de él. El proble es que sus yernos - el judío David; el chino Chao, el argelino Rachid y el marfileño Charles- son inmigrantes de tercera generación, el fruto del alegre pasado colonial francés.
La trama, basada en el gag, va de que las hijas de los Verneuil deciden celebrar el 40 aniversario del matrimonio de sus padrres invitando a los suegros de cada una de ellas a pasar unos días en Francia. Y aquí se suceden los chistes, porque los padres de Charles son un calco del propio Claude pero con rabia por haber sido colonizados. El padre de Chao se siente ninguneado tras una visita de los Verneuil a Beijing, en la que los confundieron con otro matrimonio. Y el padre de Rachid es un rocquero, alma mater del grupo - sin más éxito que el propio Claude como escritor- las Hienas Eléctricas.
La película me recordó a los comics de Asterix, donde los franceses se ríen de sí mismos, mostrando sus ansías de superioridad provinciana a partir de los clichés y las diferencias con otros pueblos y etnias.
Fallan cosas como la trama de la disputa entre David y Rachid a costa de dónde empieza y termina el jardín del otro, muro de la discordia entre ellos incluído. Se supone que son franceses, que los inmigrantes fueron sus abuelos, pero qué más da. Viva lo inverosimil. Todavía me pregunto qué pendencia tendrán los argelinos con los israelíes. Tendría más gracia si Rachid fuera egipcio o jordano.
Otra cosa que no me creo es que un escritor fracasado, que no vende ni un solo libro, tenga dinero para comprar a plazos toda la edición y quemarla en el jardín.
No hay comentarios:
Publicar un comentario